```
—La mente de Li Yi captó rápidamente la implicación del otro y se volvió para mirar el decadente ala oeste de la casa antes de suspirar —¿Qué puedo decir? Su cuerpo es como un pedazo de papel... Ahora tiene fiebre porque su espalda está toda supurando... Así que... depende del destino...
La expresión en el rostro de Yang Peili se volvió fea por un momento, e inhaló humo sin querer, comenzando a toser inmediatamente.
—Tío, soy un forastero y hay palabras que no me resultan fáciles de decir, pero prácticamente me viste crecer. Como médico, aún quiero ofrecer un par de recordatorios —dijo Li Yi, mirando a Yang Peili.
—Yi, muchacho, continúa —viejo Yang dejó su pipa de fumar, sacudió la ceniza, luego la guardó, metiéndola en su cintura.
