—Pfft! Mo Yan quedó completamente cautivada por los ojos lastimeros de su hermanito, sus dedos amasaban ferozmente sus mejillas redondas y adorables —se lamentaba mientras retiraba su mano de su mirada acusadora y en lugar de eso, comenzó a acariciarle la cabeza.
—Zhenzhen puede recitar un ensayo para que Padre escuche. Si sabe lo aplicada que es Zhenzhen, seguramente se complacerá.
Al oír esto, los ojos brillantes de Zhenzhen miraron a su hermana mayor con expectativa.
—¿De verdad Padre estará contento?
Mo Yan asintió afirmativamente:
—¡Definitivamente lo estará!
Animado por su hermana, Zhenzhen regresó a su pequeño estudio con ánimo, escogió el ensayo que le parecía más difícil de memorizar y comprender, y comenzó a recitarlo seriamente. El pequeño estudio no era tan cálido como las habitaciones más pequeñas, así que Mo Yan encendió otro brasero para él, lo llevó y abrió una ventana para ventilar.
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