No mucho después, Lizhong regresó.
—Chica Yan, Mo Yonglu rechaza rotundamente su salario. Dice que quiere verte y está esperando en la puerta. ¿Quieres verlo? —dijo.
Al escuchar esto, Mo Yan se sintió algo irritada, ya que la prueba parecía no tener fin. Tras considerarlo un momento, sintió que era mejor salir y dejar las cosas claras:
—Iré a ver qué es lo que realmente quiere.
Dicho esto, se levantó y caminó hacia afuera.
Lizhong, preocupado, la siguió rápidamente.
Mo Yonglu caminaba ansiosamente fuera del portón del patio. Al ver aparecer a Mo Yan, suspiró aliviado antes de que ella pudiera hablar y tomó la iniciativa de decir:
—Chica Yan, no vine con otra intención, sólo a disculparme en persona por los errores que cometí en el pasado.
—¿Disculparse? —Mo Yan lo miró indiferentemente, con un tono casi burlón repitió la palabra, —Si las disculpas fueran útiles, ¿acaso habría necesidad de castigar a los malvados?