Su Wenyue observaba la escena ante ella con asombro de boca abierta, sus ojos tan grandes como platos, su boca tan abierta que cabría un huevo. Han Yu estaba siendo demasiado brusco, tratar así a una mujer—aunque la mujer era particularmente ruidosa y Su Wenyue había querido echarla ella misma desde hace tiempo, solo lo había pensado. Pero Han Yu había tomado acción directa, mostrando lo serias que eran sus quejas sobre Chen Li; de otra forma, nunca pondría sus manos sobre una mujer, un acto que despreciaba.
Inicialmente, Su Wenyue estaba impactada, pero poco después, sintió que las acciones de Han Yu estaban bastante en línea con sus deseos, resolviendo su problemático problema sin perder ni una sola palabra.
Las otras personas en la habitación también estaban atónitas por las acciones de Han Yu, mirando fijamente, inseguras de cómo reaccionar, pero ninguna de ellas dio un paso adelante para pronunciar una palabra de advertencia.
