Aun así, Han Yu seguía insatisfecho —Eso fue demasiado leve. Si hubiera sido yo, lo habría golpeado hasta dejarlo en el suelo, haciéndolo yacer en cama durante diez días a medio mes sin poder levantarse.
La ferocidad en las palabras de Han Yu hizo a Su Wenyue más consciente de que este hombre podía ser bastante mezquino en este aspecto. Sin embargo, estaba complacida con la reacción de Han Yu, que era un contraste marcado con su indiferencia en su vida anterior. En aquel entonces, debido a que era hermosa, no faltaban los rumores y chismes sobre ella en el pueblo, sin embargo, Han Yu siempre hacía oídos sordos, no porque no supiera, sino porque simplemente no le importaba.
—Entonces, encuentra una oportunidad en secreto para que alguien lo embosque y le dé una paliza. Ese día, era invitada en la Mansión Li, así que no habría estado bien ir demasiado lejos —sugirió Su Wenyue con severidad, pero con un rastro de travesura en su rostro, sin esperar que Han Yu lo tomara tan en serio.