—Esto es realmente algo. Tía, An Tai, ¿están bien ambos? ¿Están heridos? ¿Debo llamar a un médico para que los revise? —preguntó Su Wenyue con preocupación, su mirada se posó en Feng Susu y su hijo. Parecían estar mayormente ilesos.
—Señora Yue, quédese tranquila, no es necesario un médico. Solo tenemos algunas lesiones externas menores; no es nada grave —agitó rápidamente la mano Feng Susu cuando escuchó a Su Wenyue mencionar llamar a un médico, temiendo causarle más problemas.
—Está bien entonces, Xiao Xi, llévalos primero a su habitación y deja que la tía y An Tai se limpien —dijo Su Wenyue, no queriendo aumentar la carga mental de Feng Susu.