—Suegra realmente tiene una manera con las palabras —dijo Su Wenyue con una risita socarrona—. Realmente no entiendo a qué se refiere la Suegra cuando habla del negocio familiar que mi esposo ha ganado. Cuando dividimos los activos de la familia, todo lo que nuestra Casa Cuarta recibió fue documentado claramente. Aparte de esas dos casas viejas, apenas obtuvimos mucho terreno, y en total, no ascendería a más de cinco taeles de plata. Seguramente la Suegra no piensa que mi esposo ha hecho una fortuna siendo funcionario durante unos meses.
Las palabras de Su Wenyue estaban cargadas de ironía indisimulada. En cuanto a la plata que Han Yu le había dado, Su Wenyue sabía con certeza que él no le había dicho a la Anciana y naturalmente ella tampoco lo mencionaría, para evitar que la Anciana pensara que tenía alguna ventaja y armara un escándalo al respecto.