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Han Yu guardó la plata y regresó a casa, sus brazos también llenos de objetos que había comprado para su nuera. La Familia Han no era tan rica, y aunque podía ganar una suma considerable cazando, mucho de ello se destinaba a los gastos del hogar. No tenía mucha plata consigo, y desde que su nuera se había casado con él, no le había comprado nada significativo. Así que, habiendo ganado algo de plata esta vez, naturalmente no quiso ser tacaño y terminó gastando más de veinte taeles. Aunque era un poco mucho, cuando pensó en lo feliz que su nuera estaría al recibir los regalos, Han Yu sintió que valía la pena.
Han Yu estaba sucio por sus días pasados en las montañas; su apariencia estaba lejos de ser impresionante, pero su paso era ligero. Este viaje había rendido más de lo que había esperado, y cuando su nuera viniera a vivir con él, podrían disfrutar de días mejores,
