—El rostro de Su Wenyue se volvió inmediatamente frío cuando escuchó las palabras de la señora Yang. Ella no era una mujer tan magnánima. Lo que Jiang Chunlan había hecho antes podía dejarse sin mencionar, pero el incidente de esta vez fue una profunda lección para ella, recordándole constantemente que no debía subestimar a nadie. Incluso alguien tan tonta como Jiang Chunlan, si se veía impulsada a la locura, podría hacer cosas que la perjudicarían gravemente. A veces, las personas sin cerebro podían hacer cosas incluso más aterradoras que aquellas con cerebro.