—Anteriormente, ¿no me pediste ayuda para encontrar flores y plantas extranjeras? Más temprano, conseguí una maceta con frutas rojas. Cuando regrese, haré que alguien las entregue a la Familia Li.
—Después de terminar su comida y salir del restaurante, Xiao Yeyang recordó esto y lo dijo sonriendo a Daohua.
—¿Frutas rojas? —pareció confundida Daohua.
—Son del tamaño de un puño, rojas y bastante bonitas de ver —Xiao Yeyang.
—¿Podrían ser tomates? —cambió la expresión Daohua.
—¿Caquis rojos? Ahora que lo mencionas, sí se parecen —Xiao Yeyang.
—Entonces debes recordar enviármelas, haz que alguien las entregue tan pronto como regreses, no sea que lo olvides otra vez —al escuchar esto, el rostro de Daohua se iluminó de alegría.
—Siempre he tenido en cuenta tus asuntos. Dijiste que me perdonaste por olvidarme de recogerte la última vez. ¿Por qué lo mencionas de nuevo? —se sintió un poco disgustado Xiao Yeyang.