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En la Montaña Taohua, un sendero de Piedra Cálida de Gusano de más de un metro de ancho y varios cientos de metros de largo había sido completado.
En este momento, Xiao Yeyang estaba llevando a cabo la inspección final con Daohua.
Viendo a Xiao Yeyang golpeando aquí con una azada y parchando allá, inspeccionando cuidadosa y meticulosamente, Daohua, que seguía detrás, no pudo evitar mirar de reojo ligeramente.
La construcción de esta carretera había profundizado su comprensión de Xiao Yeyang una vez más.
Cuando habían pasado tiempo juntos antes, era principalmente en el ocio—comiendo, bebiendo y jugando juntos, y ella nunca lo había visto tomando el mando y siendo serio en su trabajo.
Al comienzo de la construcción del camino, ella estaba realmente preocupada. Después de todo, era un trabajo pesado y rudo, y temía que él, un joven maestro que había crecido en el lujo, no pudiera soportar tal adversidad.
