—Tang Shu simplemente respondió con un sí y rápidamente terminó la conversación infructuosa.
Lo que ella no sabía era que Shen Yan, trabajando horas extras en su propio estudio, se desinfló como un balón pinchado al ver ese mensaje.
—Ay, parece que no voy a ver las dominantes batallas de tío She contra otros streamers esta noche.
No le pregunten por qué estaba tan seguro de que sería Tang Shu quien saldría victoriosa; surgía de una confianza inexplicable y profunda que siempre lo hacía sentir que no había nada que ella no pudiera manejar.
—¿Eh? ¿Por qué siento esto, sin embargo? Algo parece raro...
Después de todo, ella era solo una estudiante universitaria de primer año, siete u ocho años menor que él. Dios sabe que lo único que hacía a esa edad era jugar videojuegos y perseguir chicas. Sin embargo, su jefa ya había alcanzado un nivel de éxito más allá del alcance de la mayoría de las personas.
