Xiao Chi asintió y miró hacia los saqueadores de tumbas, notando que todos estaban enfocados en las piedras crudas de jade, sus miradas ávidas y febriles.
—Entonces, lo que quieren es una sala llena de piedras crudas de jade, ¿eh? Definitivamente valioso. Solo con ver el tono verde que atraviesa las piedras crudas, puedes decir que valen mucho.
Incluso la piedra cruda de jade más pequeña de la habitación era del tamaño de un balón de fútbol, y solo mover una fuera podría obtener un buen precio.
Tang Shu guardó silencio por un momento, como si estuviera sumido en sus pensamientos.
Mientras las personas dentro esquivaban armas ocultas que podrían activarse en cualquier momento, aquellos de nosotros responsables de ver el espectáculo oímos un leve sonido de fricción que venía de detrás.
Para cuando todos reaccionaron, la Flecha de Manga de Su Xiaochi ya había sido disparada hacia alguien detrás de ellos.
—Ding
