Era evidente que ambas estaban bastante familiarizadas con el escenario en el que se encontraban actualmente.
Tang Shu asintió, se levantó y la siguió hasta la puerta, recibiendo bastantes miradas de atención en el camino.
Fue solo después de que habían entrado en el familiar coche de niñera de Wen Nuan que escuchó hablar a la persona en el asiento del conductor.
—Este caso ha sido transferido a nosotros, no somos responsables de esta área, y esas tres personas también han sido capturadas, el interrogatorio nos corresponde a nosotros.
Tang Shu asintió, echándole un vistazo, —Esto aún no ha terminado, ¿verdad?
Un objeto de una tumba, un pedazo de jade, había atraído a dos grupos de personas uno tras otro, y sentía que las cosas eran más complicadas de lo que había pensado.
Especialmente... recordaba las miradas que esas tres personas le habían dado en el centro comercial más temprano.
Definitivamente esto no había terminado.
