—Si quieres, puedes escoger algunas para ti, solo déjame unas diez —Tang Shu pensó que estas cosas de todas formas no tomaban mucho tiempo en hacer, con unos días de trabajo podría reponerlas.
Al oír esto, Cheng Ranran estaba eufórica y no se molestó con formalidades.
—¡Entonces no voy a ser tímida!
Escogió dos y las tomó en sus manos, jugueteando con ellas, ambas coloreadas.
Una estaba pintada con una rosa a punto de florecer, la otra mostraba paisajes verdes vibrantes.
En cuanto a Ye Xiaohui, después de dar también las gracias, eligió una con un paisaje en blanco y negro.
Le gustaba mucho este tipo de estilo clásico.
—¡Hey! El instructor ya llegó, hoy nos espera otra clase tormentosa.
Mientras una figura meticulosamente vestida entraba al aula, la bulliciosa voz de la multitud cesó, y toda la sala instantáneamente quedó en silencio.
—Suspiro —Tang Shu podía escuchar débilmente la respiración cauta de sus compañeros de clase.