El Maestro Qin parpadeó, un brillo juguetón en su mirada sabia.
—Si sientes que me debes algo, ¿por qué no me das un par de botellas más de la medicina que preparas tú misma? Debes saber que ganar un sorteo en Weibo no es nada fácil.
Tang Shu estaba atónita, e incluso alguien tan compuesta como ella no pudo evitar sonrojarse.
—Es un honor para mí que el Maestro Qin valore mi trabajo.
—He visto los dos videos que publicaste en Weibo sobre cómo hacer jarrones de porcelana, bastante interesantes. No esperaba que los jóvenes de hoy también estuvieran interesados en tales artesanías.
El Maestro Qin estaba muy conmovido. Después de casi dos horas de conversación, había llegado a entender bastante sobre el carácter firme de Tang Shu.
Que alguien de su edad tenga tales logros es realmente raro.
—Influenciada por los mayores de mi familia aprendí un poco del oficio.
El Maestro Qin se sintió inspirado por su conversación con Tang Shu y de repente tuvo una idea.
