Los líderes de la aldea discutieron el asunto y, después de obtener los nombres y direcciones de los otros dos cómplices, llamaron a sus padres para explicarles la situación, dándoles dos opciones.
La primera era reponer el dinero de la venta de la maquinaria vieja y compartir la multa entre las cinco familias, y para que sirviera de lección, el costo de reparar el molino también se dividiría igualmente entre las cinco familias, de lo contrario no sería aceptable para la comunidad.
La segunda opción era, si no estaban de acuerdo, denunciar el caso a las autoridades para que lo manejaran, con todo procediendo según el juicio.
Después de discutirlo entre ellos, los adultos de las cinco familias ciertamente no podían permitir que el asunto se hiciera público, así que tuvieron que apretar los dientes y aceptar la responsabilidad, con cada familia necesitando pagar cuatrocientos ochenta yuan.