Luo Qiao dijo:
—Abuelo, ¿crees que esto funcionaría? El Año Nuevo Lunar está casi aquí. Podrías hablar con el sanatorio y decir que llevaremos a los hermanos a casa para las fiestas. Para cuando necesite irme para el comienzo de las clases, su salud debería haber mejorado definitivamente. Entonces podremos discutir el futuro de los hermanos.
La Abuela Luo, Zhou Guifang, juntó sus manos:
—Que la Bodhisattva nos bendiga, bendiga a mis dos nietos para que realmente puedan mejorar esta vez.
Ella había presenciado con sus propios ojos cómo apenas hacía un momento su nieta había calmado al Segundo Hermano Xuyuan y mitigado su inquietud sin ningún sedante, algo que no ocurría desde hace muchos años.
Así que, el Abuelo Luo realizó los procedimientos, empacó sus pertenencias, les cambió la ropa y los llevó a casa.
