—Luo Qiao dijo:
—Hola, ¿podría localizar al Camarada Lu Yichen para mí?
—La señora al otro lado preguntó:
—¿Podría decirme su apellido, por favor?
—Luo Qiao respondió:
—Es Luo, no hay necesidad de formalidades.
—Luego escuchó a la señora gritar:
—Seguridad Pública Lu, llamada telefónica, una Camarada Luo te busca.
—No pasó mucho tiempo antes de que Lu Yichen llegara al teléfono, su voz magnética se escuchaba a través del receptor:
—Hola, ¿quién es?
—Al escuchar la voz de Lu Yichen, Luo Qiao dijo:
—Hermano Lu, soy yo, Luo Qiao.
—Lu Yichen exclamó:
—Qiaoqiao, ¿cómo te va por allá?
—Luo Qiao asintió, luego, dándose cuenta de que él no podía verla, dijo:
—Me va bien. ¿Cómo está mi orquídea? ¿Y cómo está Piedra?
—Lu Yichen sonó un poco celoso:
—¿Por qué no preguntas cómo estoy yo?
—Luo Qiao estalló en carcajadas:
—¿No estás al teléfono ahora mismo? ¿Por qué preguntaría si te va bien?
—Lu Yichen dijo suavemente:
—Lo haces a propósito, ¿verdad? Qué cosita tan ingrata.