Luo Tianming dijo —No entremos en pánico todavía, todavía no estamos claros sobre lo que pasó exactamente. Pero me temo que va a costarnos dinero.
Los ojos de Feng Hui estaban llenos de lágrimas —Tianming, le hemos fallado a nuestro hijo, ahora no podemos simplemente ignorarlo.
Al ver a su esposa así, Luo Tianming también se sintió angustiado. Ya era muy tarde para decir cualquier cosa, lo único que podían hacer era enseñarle despacio en el futuro.
Media hora más tarde, finalmente entendieron la situación. El incidente de hoy probablemente no iba a terminar bien, y gastar dinero era inevitable. Lo positivo era que aún no tenía dieciocho años; sin embargo, la persona herida en el hospital había sido golpeada por Luo Bin con un ladrillo.
Al entender la situación, Feng Hui se desplomó y se sentó en el suelo.