—Nunca vi este lado cursi del Capitán Qin antes —dijo Yan Huan con acidez, su innato sentido de superioridad desmoronándose frente a An Hao.
Este hombre helado, cuya mera presencia hacía que la gente se sintiera abrumada, ¡en realidad estaba diciendo esas cursiladas de amor a una joven mucho más joven que él!
¡La afectividad en sus ojos parecía que estaba a punto de desbordarse!
—Eso depende para quién sea —An Hao sonrió con picardía.
Yan Huan sabía que esta chica no era simple, sus palabras implicaban un mensaje de que ella y Qin Jian tenían una gran relación.
¡Nadie tenía permiso para interferir!
Yan Huan sabía que era inútil quedarse más tiempo. Habría otros días para pasar tiempo con Qin Jian.
Ahora no era el momento de hacerse no deseada aquí.
¡Una persona que entiende la cortesía sabe cuándo avanzar y cuándo retirarse!