—No, debería ir contigo —insistió Ding Yao una vez más.
Pero en ese momento, las dos chicas extranjeras detrás de ella sonrieron gentilmente, la de cabello más corto hablando de manera natural y graciosa:
—Entonces, ¿por qué no vamos todos juntos? ¿No sería bueno?
La chica de cabello largo añadió:
—De hecho, señorita Ding Yao, cuando estén discutiendo negocios, podríamos unirnos también. No hay necesidad de evitarlo.
Ding Yao se quedó sorprendida.
Los invitados aún no habían llegado, así que ella siguió a la gente del Rancho hacia donde la Familia Su seguramente pasaría y los observó.
Cuando regresó después de observar, su hermano le dijo que llevara a las chicas a pasear un rato por el Rancho para divertirse y relajarse mientras los hombres hablaban de negocios.
Esta era la tradición en el País Dragón, los hombres discutían negocios, mientras que las mujeres se deleitaban con la comida y la diversión.
