—No te preocupes, con Yin'er alrededor, pueden dormir tranquilos por la noche. Ninguna bestia acuática se atrevería a atacarnos.
—Pío pío.
Pequeño Martín Pescador se posó en el techo de la cabina, llamando como si fuera su señal. Lanzó una mirada despectiva a Shitou, sin molestarse en ocultar su desprecio.
—¿Realmente tenemos que pasar la noche en el barco? —Shitou era plenamente consciente del desdén del Pequeño Martín Pescador. Se le pusieron las orejas rojas de vergüenza mientras agarraba con fuerza la barandilla del barco, intentando suprimir su miedo.
—Shitou, tú duermes esta noche y yo tomaré el timón —dijo Wang Meng, dos años mayor y más confiable, lo aceptó con calma cuando su pequeña Maestra les dijo que no podían descansar en tierra por la noche. Lo aceptó sin ninguna objeción.