—Mmm, las hierbas medicinales milenarias son difíciles de encontrar en el mundo. ¡Cada una es un tesoro que puede revivir la carne y los huesos de los muertos vivientes! —Pequeño Martín Pescador aleteó y se posó sobre su hombro, compartiendo la felicidad con su maestra.
—Quizás este valle fue una vez la residencia aislada de un maestro escondido de hace mil años. La niebla formó una barrera, impidiendo que los forasteros molestaran —Su Qingluo echó un vistazo a la casa de bambú que se derretiría al tocarla, contemplando—. Después de su muerte, nadie pudo pisar aquí de nuevo, así que el jardín de hierbas pudo conservarse perfectamente.