—Llámala Abuelita. —Su Hu empujó suavemente a Wang Meng desde atrás, indicándole que se acercara a la anciana.
—Abuelita. —Wang Meng caminó hacia adelante nervioso, frotándose las manos.
—Buen chico, ya que has entrado en nuestro hogar, eres parte de nuestra familia. A partir de ahora, puedes visitarnos con frecuencia junto a Doudou y los demás. —La anciana sonrió con amabilidad, acariciando el rostro de Wang Meng mientras este se acercaba.
*******
—Vaya, Hermana Qiao, tienes otro hermanito en tu familia, ¿vamos a tener otra racha de buena suerte? —La risa juguetona de Li Meng llegó desde fuera del salón. Los primos habían terminado su conversación secreta y ahora venían al salón para almorzar.
—Con tu charla sin fin, apuesto a que incluso hablas durante las comidas —respondió en broma Hermana Qiao.
—¿Por qué mi familia nunca encuentra un hermanito? —Li Meng se rió entre dientes—. Mi papá siempre está merodeando por fuera pero nunca ha traído siquiera un lobezno.