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El Pequeño Príncipe tenía siete años.
A los siete años, ya era bastante sensato.
Conociendo el origen de su hermana, el pequeño príncipe se sintió desolado por ella. Sus grandes ojos llorosos la miraban mientras la abrazaba y frotaba cariñosamente su mejilla contra su cuello, consolándola a su manera.
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La noticia de Su Qingluo regresando a la Ciudad Capital se difundió hasta la Corte Imperial. Xu Ruyun soltó un largo suspiro.
En un abrir y cerrar de ojos, habían pasado más de cuatro años.
Hizo todo lo posible por ocultar la identidad de la Pequeña Qingluo, para no atraer la atención de la Emperatriz prematuramente.
Inesperadamente, la Mansión del Duque de Zhen todavía descubrió la verdad de aquel año.
El destino era así; lo que debía llegar, eventualmente llegaba.
Con la llegada de la Pequeña Qingluo, la Ciudad Capital una vez más se vería envuelta en vientos y nubes, sumergiéndose en una nueva ronda de agitación.
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Palacio Imperial, Pabellón Nieve Serena.
