Al oír que su hijo había pasado por todas las molestias de perseguir al Zorro Blanco por más de diez millas, no pudo evitar sentirse afligida y deliberadamente lo bromeó.
—Pequeña Qingluo no es una extraña, ella es nuestra hermana, es perfectamente natural que un hermano le dé un regalo a su hermana. ¿Cómo es eso de querer agradarle? —Lin Jinyang no estaba contento y se resistió tercamente con el cuello tenso.
—¿Por qué no te he visto mostrando algo de piedad filial y cazando uno para tu vieja madre también? —Segunda Tía Lin se enfureció aún más cuando escuchó esto, y le dio un golpe en la parte de atrás de la cabeza, regañándolo con las manos en la cintura.
—Segunda Tía, si te gusta, puedes tomarlo y criarlo tú misma. —Su Qingluo observaba a la madre y al hijo discutiendo con una expresión cálida y sonriente en su rostro.
Quizá esta sea la forma correcta en que la Casa del Duque de Zhen cría a sus hijos.