—Síganlos.
La figura de Su Qingluo brilló, y en un instante, desapareció en el Puente de Arco de Piedra.
—Están aquí.
—Pequeño Martín Pescador gorjeó, emitiendo una orden a cada ave y bestia en un radio de cien millas, comandándolos a reunirse en el bastión de la Pandilla de Mendigos.
—Gorjeo, gorjeo, gorjeo.
En un momento, decenas de miles de aves acudieron desde todas direcciones, sobrevolando la Ciudad del Condado Mingshui.
—Zumbido, zumbido, zumbido.
Innumerables avispones escucharon la llamada y volaron desde el bosque al otro lado del río.
—Siseo, siseo.
Serpientes ocultas bajo tierra se deslizaron fuera de sus agujeros, avanzando en masa hacia la ubicación objetivo.
—Auuuu.
Un escalofriante aullido resonó desde el bosque al otro lado del río, mientras la manada de lobos se agitaba, ansiosa por cruzar nadando.
—Guau, guau, guau.
Al oír el alboroto, los perros domésticos ladraron emocionados.