—Solo un gato, me dio bastante susto —He Yao se secó el sudor frío de su frente y dijo—. Todavía estoy tan tenso, pensé que la Guardia Lobo Negro había venido de nuevo.
—La Guardia Lobo Negro no vendría tan descaradamente —Lin Jinyu dijo con una sonrisa burlona—. Envenenarían la comida, quemarían humo hipnótico, incapacitarían a todos primero y luego lanzarían un ataque sorpresa.
—No tengo miedo si vienen —He Yao respondió tercamente—. De todos modos, el Pequeño Príncipe no está en el otro patio, no pueden encontrar a nadie incluso si vienen.
—Shh, mantén la voz baja —Lin Jinyu mantenía su mirada en la dirección de la sombra de reojo, dándole a He Yao una mirada cautelosa.
—¿Qué estás haciendo? No me asustes, ni siquiera hay sombras allí —He Yao estaba desconcertado, justo cuando estaba hablando, un viento frío sopló, haciendo que las ramas muertas del árbol crujieran. Se asustó tanto que le picó el cuero cabelludo y gritó:
— ¿Podría ser un fantasma?
