—Con su fuerza actual, enfrentarse a un país entero sería como golpear una roca con un huevo.
Pequeño Martín Pescador estuvo completamente de acuerdo:
—Por eso quiere ganarse al Maestro, para reunir tanto apoyo como sea posible y usarlo para su propio beneficio.
—¿Por qué intentaría ganarse a una niña pequeña como yo?
Su Qingluo no lo tomó en serio:
—¿Realmente piensa que soy una reencarnada Dios de la Guerra, una experta en estrategias militares y poseo un valor imparable e inigualable?
—Se atrevió a consumir el Loto Frío del Alma de Hielo, así que no es una persona ordinaria.
Pequeño Martín Pescador recordó en voz baja:
—Es mejor que la Maestra sea cautelosa y no se acerque demasiado a él, para no verse implicada.
—No hay de qué preocuparse.
Su Qingluo sonrió con calma:
—Él guarda rencor contra Beiming, y nuestros intereses coinciden. Al menos no habrá conflictos cuando se trate de lidiar con la Guardia Lobo Negro.