—¿Un jefe? —La sartén que yacía en el suelo tembló—. Vamos a enfrentarnos a jefes de mazmorras infernales solo nosotros dos. ¿No es esto suicida?
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Por alguna razón, las palabras de su hermano del pasado surgieron en la cabeza de Long Haoran.
—¡Este jefe es tan difícil de matar! Necesito reaparecer diez veces, ¡y hasta perdí varios niveles y piezas de equipo! ¡Ya no juego más! —Su hermano lanzó sus audífonos y teclado por toda la habitación y casi destruyó el monitor.
Long Haoran pensó que estaba hablando de su superior, pero cuando recordó que su hermano era un sanguijuela y solo sabía cómo pedirle dinero prestado, su mente automáticamente lo categorizó como otro término de juego.
Esa fue la única vez que vio a Long Zuiri bastante enojado. Bueno, aparte de desde el momento en que descubrió el género de sus novias.
—Eso es lo que obtiene por usar su (Long Haoran) dinero para comprar equipo para sus chicas virtuales.