—¿No está a la venta? —preguntó el hombre.
—Sí —asintió el dueño de la tienda.
—Diga su precio —continuó el hombre.
—Lo siento, pero esto realmente no está a la venta —ella había visto a muchos hombres como él que intentaban llamar su atención mostrando dinero.
—Lo siento, señor, no importa cuánto ofrezca, no lo venderé —respondió firmemente el dueño de la tienda.
Al escuchar estas palabras, el hombre bajó la mirada para observar al dueño de la tienda. Solo entonces se dio cuenta de que el dueño de la tienda también llevaba un cheongsam. Sin embargo, aunque llevaba un cheongsam, no lucía tan bien como Yangyang, le faltaba esa cierta aura, su rostro no coincidía, tampoco su figura... Algo estaba mal en ella. Por primera vez, el hombre se dio cuenta de que podía haber una brecha tan grande entre individuos.