—¡Movámosla rápido! —instó el doctor, mirando a su equipo que se hizo cargo de Gracia. Damien la recostó lentamente en el suelo como se le solicitó, mientras Ronan a través de su auricular ordenaba conseguir la camilla.
—Ella también tiene algunas fracturas —añadió el doctor, examinando sus heridas y moretones. Parecía como si la hubieran golpeado hasta convertirla en pulpa y eso enfureció aún más a los príncipes de la mafia. La organización Lobo pagaría por ello, pero ahora necesitaban asegurarse de que ella fuera sacada con seguridad.
—¡La quiero viva, doc! ¡A cualquier costo! —ordenó Damien a su equipo, su voz teñida de ligera preocupación.
—¡H-haremos todo lo posible, Jefe! —respondió el doctor, sacando rápidamente las muestras del veneno. Sus asistentes se aseguraron de hacer el otro trabajo, poniendo todos sus esfuerzos en mantener a Gracia respirando. Mientras tuvieran su pulso, aún sería posible sacarla de las puertas de la muerte.