—Sí, Mamá —Evelyn asintió, formando una sonrisa en su rostro. Limpiándose las lágrimas, se aferró a su mano y añadió:
— ¡Soy yo! Tu Bunny...
Un destello de tristeza cruzó el rostro de Gracia antes de que ella se riera a carcajadas. —¿Bunny? ¡Bunbiyo boo boo! —comenzó a gritar fuerte, confundiendo a Evelyn y a Rita.
—¡Jajaja! Bunny bunbiyo boo~ —Gracia dio un paso atrás, riendo fuerte y bailando animadamente.
—Me reconoces, ¿verdad? —Evelyn insistió, sin entender si su mente le estaba jugando trucos emocionales y Gracia simplemente repetía la palabra Bunny. El pánico llenó su corazón cuando Gracia le golpeó la mano que sostenía. Evelyn intentó sostenerla de nuevo, pero Gracia retrocedió, entrecerrando los ojos hacia ella.
—Mamá... por favor... ¡sabes que soy yo! —Evelyn rogó, con lágrimas cayendo por sus mejillas. Su intuición gritaba que Gracia la había reconocido—la suavidad en su voz cuando la llamaba Bunny era demasiado familiar.