—¡Suéltame, Yael! —gritó Lily, con lágrimas resbalando por su rostro. El chico era fuerte y estaba enfadado, y su cuerpo empezó a temblar, sus manos temblando mientras él las agarraba fuertemente.
—Huhuhu, ¡me estás haciendo bullying! —empezó a gritar a pleno pulmón Lily, mientras sus secuaces retrocedían ante la intensa mirada de Yael. Una de las chicas finalmente reunió suficiente valor para adelantarse y obligó a Lily a soltar el contenedor.
—Huhuhu, ¡voy a quejarme con la directora! —gritó a pleno pulmón Lily, soltando el contenedor. Se masajeó las muñecas donde Yael las había sujetado tan fuerte que le picaban. Las otras dos chicas intentaron calmarla antes de escoltarla apresuradamente fuera del baño.
Yael soltó un suspiro frustrado y lanzó el contenedor a un lado, su acción hizo temblar un poco a Kiana. Dándose la vuelta, se pasó una mano por el cabello y regañó —¿Cuándo vas a sacar agallas? ¿Por qué diablos los toleras?.