—Otra... ¿ronda? —Evelyn se preguntaba, su expresión lo suficientemente clara como para transmitirle lo que estaba pensando. La parte lógica de su mente gritaba que no, pero el diablo en la esquina gritaba que sí. Incluso le sugería ideas de nuevas posiciones que podrían probar y enviaba señales calientes entre sus muslos, respondiendo que estaba lista.
—Está bien... Pero s-sé suave —murmuró Evelyn, bajando la mirada. Sus mejillas se sonrojaron al escuchar sus propias palabras, y se maldijo a sí misma por rendirse tan fácilmente. Apenas podía levantar un dedo pero aquí estaba, deseando más de él otra vez.
—Zevian soltó una pequeña risa, haciendo que ella levantara la vista hacia él confundida. Él solo había decidido seguirle el juego, un poco curioso por lo que haría aunque no tenía planes de cruzar los límites de su cuerpo. Ella tenía que ir mañana también al trabajo.