[Sede de AWE]
Avery no tenía el valor de abrir la puerta de la sala de conferencias. Incluso con el vidrio esmerilado que la separaba de las personas dentro, ya podía sentir las puertas del más allá completamente abiertas para ella. El hombre dentro, su querido primo, le cortaría la cabeza en cuanto viera su rostro.
—¿Está atascada la puerta? —preguntó su asistente Bella con el ceño fruncido. Su jefa había estado agarrando la manija durante tanto tiempo que no pudo evitar preguntarse si algo andaba mal.
—Desearía que lo estuviera —respondió Avery, riendo incómodamente para liberar la tensión. Pero cuando el ceño de Bella se acentuó aún más, preguntándose si era la cabeza de su jefa la que había perdido algunos tornillos, Avery regresó a su expresión anterior de súplica silenciosa, "Sálvame, Señor".