Al mediodía, todos disfrutaron de la sopa y la carne de cordero. Se reservó una porción para Lu Tianjun, quien estaba en la escuela, y el resto se guardó para más tarde.
Aunque la pierna de cordero cocida se había encogido casi un tercio, se consideró demasiado extravagante consumirla toda en una comida.
Por la noche, Feng Qingxue cumplió su promesa y hirvió una gran olla de gachas de verduras usando las hierbas que los niños habían recogido después de la escuela.
—¡No es amargo en absoluto! ¡Y es delicioso, fragante y muy bueno! —Guan Yu seguía tomando tazones, llenando su pequeña barriga y dejando sin espacio para un alimento básico, Lu Tianzhi y Feng Qingyun hicieron lo mismo, ahorrando bastante grano para la familia.
—Padre Lu sacudió la cabeza —no sabe amargo porque tu tía usó buenos ingredientes. Intenta hervirlo solo con agua y verás si es amargo.
—Guan Yu inmediatamente negó con la cabeza —No quiero intentarlo. Lo entiendo muy bien.
