—Con eso, Lu Jiang tomó la pulsera de jade y la deslizó en la muñeca de Feng Qingxue, la cual ella aceptó gustosamente.
—Estaba segura de que al casarse con Lu Jiang, no se sentiría indigna.
—La honestidad se intercambia con honestidad; su apertura fue correspondida por la de la familia Lu.
—Si no confiaran completamente en ella, ¿se atrevería la familia Lu a ofrecerle un artículo tan valioso, arriesgándose a que fuera denunciado y sumergiéndolos nuevamente en peligro?
—Al ver a Feng Qingxue aceptar los regalos de compromiso, los ojos del Padre Lu parecían entrecerrar de alegría.
—El último obstáculo era la revisión política, pero el Padre Lu no estaba demasiado preocupado por ello. No por otra razón, sino porque Feng Qingxue tenía un buen trasfondo.
—Aquellos que tienen antecedentes claros y aceptables no pueden fallar en la revisión política.