En su vida pasada y presente, Feng Qingxue había comido carne de conejo salvaje, pero nunca de jabalí.
De vuelta en su pueblo natal rural, cada temporada de cosecha, los tíos y hermanos de su familia terminaban su trabajo y, a menudo por la noche, montaban motocicletas delgadas y largas y soltaban a sus perros de caza delgados y largos para atrapar conejos y pollos salvajes en las montañas y campos.
No hacían mucho alarde de ello, y si atrapaban más pollos y conejos salvajes de los que podían comer, ofrecían el excedente a sus vecinos para que probaran.
La carne de conejo salvaje era tierna y la de pollo salvaje era sólida; el sabor era genuinamente bueno con un toque salvaje.
Pero Feng Qingxue sí escuchó a los mayores de su familia hablar de cazar jabalíes cuando eran jóvenes. Un anciano mayor que su abuelo tenía una discapacidad en su pierna izquierda debido al ataque de un jabalí.
