Lu Jiang miró a su elocuente esposa, sus ojos revelaban un profundo afecto del que él mismo no era consciente.
El padre de Lu, en cambio, asintió con la cabeza satisfecho y luego admitió su error —Sí, sí, en efecto, no debería juzgar a las personas por cómo eran en el pasado, después de todo, las personas pueden cambiar en solo unos días. Ajiang, tu padre estaba equivocado, por favor entiende.
—¡Padre! —Lu Jiang rápidamente evitó que su padre se levantara de la silla—. Padre, ¡no me atormentes así! Sé que me criticas por amor, queriendo que me vuelva mejor. Descansa tranquilo, una vez que regrese, leeré más, observaré cosas, trabajaré y me mantendré en silencio. Juro que no volveré a ser el tonto que trae problemas irreversibles a la familia.
Al escuchar las palabras "volver," el padre de Lu y Feng Qingxue se sintieron particularmente incómodos.
Las cosas más dolorosas en la vida son las despedidas causadas por la muerte o la distancia.
