Con una cabeza desproporcionadamente grande para su pequeño cuerpo, y con extremidades delgadas con piel adherida a los huesos, su escaso y desgreñado cabello de color trigo evocaba la imagen de una niña pequeña desnutrida. Llevaba puesta una chaqueta de algodón negra, grande y desgastada, heredada de los adultos. Sus piernas y pies descalzos estaban cuidadosamente metidos debajo de esa chaqueta, dormía incómodamente, al lado de sus propios pies. Sus escasas cejas estaban fruncidas por la incomodidad.
Feng Qingxue a su vez, estaba envuelta en una chaqueta de algodón rígida y raída - su cuerpo desnudo debajo - y una vieja blusa de tela. Siendo la hermana mayor y por lo tanto con responsabilidades diarias, poseía un par de pantalones de algodón comidos por polillas que llevaba junto con un par raído de pantalones de tela.
Su ropa estaba tan deteriorada que parecía inimaginable que los retazos parchados que llevaban habían sido alguna vez enteros, incluso había algunos lugares donde los desgarros no habían sido reparados por falta de retazos.
Llevaba puestos zapatos de algodón desgastados que revelaban sus dedos, sin calcetines, sus dedos enrojecidos y agrietados por el frío.
Un viento otoñal soplabó a través de ellas, introduciendo el frío por el algodón raído.
En su choza, las hermanas no tenían nada: ni cama, ni ropa de cama, solo sus ropas desgastadas y tres o cuatro batatas que Feng Qingxue había guardado de una comida anterior. Cerca yacía una cesta rota, una olla de barro desmoronándose, dos tazones de porcelana rotos y un par de palillos de bambú gastados sobre su improvisada estufa de piedra.
Feng Qingxue suspiró profundamente, no había esperado el apocalipsis, sino que había retrocedido a los años 1960.
Ella no había vivido personalmente los tumultuosos períodos de los años 60 y 70 y apenas los entendía.
Pero había escuchado historias de sus abuelos y tenía un conocimiento vago de aquellos tiempos.
Inestabilidad social, dificultades extremas, pero la gente era pura, inocente, determinada, formando el espinazo de la próxima generación.
Lo más importante, esta era era más segura que vivir en el apocalipsis.
Por supuesto, lo que verdaderamente le dio a Feng Qingxue el valor para enfrentarlo todo fue la disponibilidad de provisiones en su espacio privado.
Estas provisiones eran suficientes para vivir varias vidas.
—Qingyun, despierta.
Sabiendo lo incómodo que era dormir con el estómago vacío, Feng Qingxue lavó los tazones de porcelana rotos con agua de su espacio, sacó un pequeño tazón de porridge de arroz integral para su hermana y luego despertó a Feng Qingyun.
No era que no quisiera servir a su hermana porridge de arroz blanco, pero el arroz blanco era precioso en esos tiempos y llamaría la atención.
Feng Qingyun se frotó los ojos —Hermana.
—Buena niña, levántate, toma un poco de porridge, luego vuelve a dormir —Feng Qingxue persuadió mientras llevaba el pequeño tazón de porridge a la boca de su hermana.
El olor del porridge de arroz integral fragante despertó completamente los sentidos de Feng Qingyun.
—Hermana, ¡es porridge de arroz! ¿Dónde conseguiste esto? —Feng Qingyun era joven pero astuta y hablaba en un susurro.
Feng Qingxue soltó una risita —Mientras dormías, salí a mendigar en la oscuridad y me encontré con una familia adinerada y amable. Se enteraron de nuestra situación y nos llenaron dos tazones de porridge.
Bajo la mirada asombrada de Feng Qingyun, Feng Qingxue agregó —También nos dieron unos cuantos huevos. Los herviremos para desayunar mañana por la mañana. Asegúrate de no decirle a nadie sobre esto. Si otros se enteran, no podremos comer.
Para prepararse para la bonanza inesperada de la mañana, Feng Qingxue decidió sentar algunas bases.
Feng Qingyun asintió vigorosamente —Lo sé, hermana. No lo mencionaré. Es tan maravilloso, nunca he comido huevos antes. Cuando la cuñada hervía huevos para Dabao y Erbao, olían divino.
Al escuchar esto, Feng Qingxue sintió un pinchazo en su corazón.
Dabao y Erbao eran hijos de su hermano mayor mientras que el segundo hermano solo tenía una hija llamada Dani.
Los niños con ambos padres siempre llevaban vidas más felices que aquellos sin ellos.