—Por favor, no dudes. ¿Quién no ha encontrado tiempos difíciles en la vida? Hoy te ofrezco una mano amiga. En el futuro, cuando enfrente dificultades, quizás también encuentre a una persona amable que me ayude —Feng Qingxue sirvió una cucharada de gachas para alimentarla—. Come algo. Una buena comida levantará tu ánimo, tanto como una enfermedad curada. Debes recuperarte, por el bien de Tianqi.
—Sí, sí, tengo a Tianqi. Debo vivir bien.
Cada cucharada de gachas teñida de lágrimas, la señora Zhao tragó. Se atragantó varias veces en el proceso.