Gu Yundong acababa de fruncir el ceño cuando le oyó preguntar —¿Usted es la Señorita Gu, verdad? ¿Se siente mal? ¿Tiene mucho calor? ¿Necesita mi ayuda?
Mientras hablaba, se acercó a ella. En el siguiente momento, un hedor asaltó su rostro.
Gu Yundong se asustó tanto que inmediatamente dio un paso atrás —Detente ahí mismo. No te acerques. Estoy bien. No me siento mal. No necesito tu ayuda.
El hombre frunció el ceño. La cicatriz en su rostro se distorsionaba más por esta acción, y se veía un poco feroz.
Gu Yundong no podía entender de dónde venía esta persona, pero su pregunta era muy extraña, como si hubiera adivinado lo que le pasaría a ella.
Viendo que el hombre se acercaba de nuevo, Gu Yundong inmediatamente salió del Jardín de Ciruelos.
El hombre la persiguió inmediatamente. Debido al olor en su cuerpo, Gu Yundong no tenía intención de luchar contra él.
Comenzó a correr. No muy lejos del Jardín de Ciruelos, vio por casualidad a Madam Yao y a su sirvienta.
