Gu Yundong podía notar que la Niñera Qian se había vuelto hostil desde que Gu Xian'er había regresado. Se giró y dijo a los demás:
—Todos están aquí para felicitar a mi familia por construir una casa nueva. Me gusta todo lo que me dan. —Los aldeanos, que habían quedado sorprendidos por el regalo de la familia Peng, inmediatamente se rieron.
Feng Daneng pensó que no era de extrañar que el jefe de la aldea dijera que las palabras de esta chica le hacían sentir cómodo.
La sonrisa de la Niñera Qian se tensó ligeramente. Gu Yundong la saludó con una sonrisa:
—Hay mucha gente hoy. Estoy tan ocupada que ni siquiera toco el suelo con los pies. Por favor, perdónenme si les he faltado en hospitalidad. Niñera, sírvase usted misma.
La Niñera Qian asintió con una sonrisa. Viendo que Gu Yundong había ido a otra mesa, se sentó nuevamente y preguntó a Gu Xian'er:
—¿No dijiste que ella es tu prima? Pero no parece para nada que venga del campo.
Gu Xian'er mordió su labio levemente:
