—Ah Gou entró al agua y sacó la cabeza —agarró los pies de la Señora Jia y los mantuvo en su lugar—. Desde la distancia, parecía que la Señora Jia estaba parada frente al río, su cuerpo inclinándose hacia adelante como si estuviera a punto de caerse.
Sin embargo, no podían ver a Ah Gou en el agua. Cuando llamaron a la Señora Jia, Ah Gou desató la cuerda de su cuerpo y la Señora Jia cayó al río.
—Para no matar a nadie, Ah Gou incluso ladeó su cabeza —luego, nadó hacia el otro lado e inmediatamente se cambió de ropa al llegar a la orilla—. Afortunadamente, el clima se estaba volviendo gradualmente más cálido. Aunque todavía hacía un poco de frío, Ah Gou se sentía intrépido.
Aun así, Gu Yundong todavía le hizo tomar un gran tazón de té de jengibre para deshacerse del frío.
—Gu Dahe y su esposa también deberían haber caído en la trampa —al hablar de esto, todos no pudieron evitar sentirse emocionados—. Ah Mao dijo: "Deberíamos ir al pueblo Gu mañana".
