Por alguna razón, la Señora Yang no pudo evitar llorar cuando vio que Gu Yunshu tenía un maestro.
Ella miró a Gu Yundong desconcertada. Después de pensar un rato, dijo:
—Tu padre estará feliz.
Gu Yundong se quedó atónita. Se sentó lentamente al lado de la Señora Yang y le secó las lágrimas con un pañuelo. Dijo suavemente:
—Sí, si Padre ve que Yunshu puede estudiar y tiene un maestro tan poderoso, definitivamente estará muy feliz.
La Señora Yang asintió con fuerza. —Encontremos a tu padre.
—De acuerdo. Gu Yundong no olvidaba buscar a Gu Dajiang, pero primero necesitaba tener dinero. Tenía que establecerse en casa para poder no tener preocupaciones.
En tiempos antiguos, donde no había herramientas de comunicación, se requería mucho tiempo y mano de obra para encontrar a alguien.
Al ver esto, Qin Wenzheng no pudo evitar preguntar:
—¿Dónde te separaste de tu padre? Si necesitas ayuda, solo dímelo.
Los ojos de Gu Yundong se iluminaron. Sí, el señor Qin tenía muchos contactos.