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Cursed Book.

Ashley_Castillo_3026
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Synopsis

Chapter 1 - Nuevo Comienzo, Viejas Sombras

¿Has sentido alguna vez la soledad? Ese sentimiento que te consume lentamente, y que se instala en lo más profundo de tu ser. Primero, llega el dolor, el choque de la incredulidad cuando pierdes a alguien querido. Es como estar en un mar agitado, luchando por no ahogarte, agarrándote desesperadamente a cualquier cosa que te mantenga a flote. Pero luego... llega un momento en el que simplemente dejas de sentir.

No luchas, no intentas, simplemente dejas que las cosas sucedan. Todo se siente tan irreal, como un sueño del que no puedes despertar. Dejas de vivir, pero aún sigues con vida.

Mientras miro por la ventana del avión, viendo cómo Tokio se desvanece entre las nubes, me doy cuenta de lo mucho que me ha consumido esta soledad. Tokio, donde crecí, donde cada rincón tiene un recuerdo, un eco de lo que alguna vez fue mi vida. Pero ahora, con mis abuelos fallecidos, esos recuerdos se sienten como fantasmas, partes de un pasado que ya no me pertenece.

Mis padres se fueron hace tiempo, y ahora también mis abuelos. Estoy solo. Cada día en esta ciudad ha sido una batalla contra esa sensación de vacío. Y ahora, me encuentro volando hacia un lugar nuevo, hacia una familia que apenas conozco.

Lo único que deseo es volver a Tokio, a casa. Espero que este año pase rápido para poder regresar lo más pronto posible. La idea de estar en un lugar desconocido, lejos de los pocos recuerdos que aún me sostienen, me aterra. Pero no tengo otra opción. Solo puedo esperar que, en algún lugar de esta nueva vida, encuentre algo que me devuelva la esperanza y me haga sentir vivo otra vez.

Mientras el avión se eleva y la ciudad desaparece, cierro los ojos y prometo a mí mismo que, sin importar lo que pase, encontraré la manera de seguir adelante. Por ahora, dejo que las cosas sucedan y espero, con toda mi alma, que este viaje sea el comienzo de algo mejor.

Cuando llegué al aeropuerto de Incheon, sentí una mezcla de nerviosismo y anticipación. El bullicio y el ajetreo de la terminal me envolvieron, con voces hablando en coreano y anuncios resonando por los altavoces. Agarré mi mochila con fuerza, sintiéndome perdido en este mar de desconocidos.

Intenté reconocer las caras familiares de mis tíos y mi primo, aunque nunca los había visto en persona. Saqué mi celular y miré la foto que me habían enviado: un hombre y una mujer sonrientes, la mujer pelirroja y el hombre con anteojos, con un chico a su lado que parecía más interesado en su teléfono que en la cámara.

Escaneé la multitud, tratando de encontrar a alguien que coincidiera con la imagen. Los minutos parecían estirarse interminablemente mientras me mezclaba con la gente, sintiéndome cada vez más fuera de lugar.

De repente, vi a una pareja que se parecía a mis tíos. La mujer tenía la misma sonrisa cálida que en la foto, y el hombre, con su expresión amable, parecía más joven de lo que esperaba. A su lado estaba un chico, presumiblemente Chaewon, que miraba su teléfono con la misma indiferencia que en la imagen.

Me acerqué a ellos con cautela, esperando que no estuviera cometiendo un error. La mujer levantó la vista primero y, al verme, su rostro se iluminó con una sonrisa de bienvenida.

-¡Lee! Bienvenido a Corea, estamos muy contentos de tenerte aquí - dijo mientras se adelantaba para abrazarme. Era un gesto cálido, pero no pude evitar sentirme un poco rígido.

-Gracias - respondí, tratando de sonar agradecido.

Chaewon finalmente levantó la vista de su teléfono y me miró con una sonrisa sarcástica.

- Así que tu eres Lee, el desconocido que vendrá a vivir a mi casa.

Bajé la mirada, sintiéndome incómodo, pero traté de mantener la calma.

-Genial, justo lo que necesitaba. Ya empezamos con los comentarios sarcástico - pensé.

-Chaewon, no seas grosero. Lee ha pasado por mucho - dijo mi tía, poniéndome una mano en el hombro.

Chaewon levantó las manos en un gesto de rendición, pero su sonrisa sarcástica persistió.

-Tranquilos, solo bromeaba. Bienvenido a casa, primo.

Observé a Chaewon con una mezcla de desconfianza y resignación.

-Espero que las cosas mejoren a partir de aquí... aunque tengo mis dudas - pensé mientras caminábamos hacia la salida del aeropuerto.

Mi tío intentó romper la tensión.

-Vamos a casa, Lee. Hay mucho que queremos mostrarte.

Salimos del aeropuerto y nos dirigimos al auto. La ciudad de Seúl se desplegaba en el horizonte, llena de luces y vida.

Llegamos al auto, y mientras colocaba mi mochila en el maletero, mi tía no tardó en comenzar con los halagos.

-Lee, te pareces tanto a tu padre. Tienes sus mismos ojos - dijo con una sonrisa nostálgica.

-Sí, definitivamente tienes la mirada de tu padre - agregó mi tío mientras asentía, como si confirmara un hecho indiscutible.

Intenté sonreír, pero me resultó difícil. Mientras nos acomodábamos en el auto, me sentí como un extraño en medio de una conversación que no terminaba de comprender del todo.

-¿Y cómo te va con el coreano? ¿Se te dificulta mucho? - preguntó mi tía, girando la cabeza para mirarme desde el asiento delantero.

-No, lo manejo bastante bien - respondí, tratando de ser cortés. Pero noté que mis palabras salían cortantes, casi mecánicas.

Intentaban hacerme más preguntas, preguntas simples sobre mis gustos, sobre cómo había sido el viaje. Pero cada respuesta mía era breve, monosilábica. No podía evitarlo; me resultaba difícil abrirme en ese momento.

-¿Te gusta la comida coreana? - preguntó mi tío, con la esperanza de encontrar un tema que pudiera interesarme.

-Sí, es buena - respondí, sin apartar la mirada del paisaje que desfilaba por la ventana del auto.

Me concentré en las calles, los edificios y las luces de Seúl. Era todo tan diferente de Tokio, pero al mismo tiempo, había algo familiar en el bullicio de la ciudad. Traté de mantener mi mente ocupada con el paisaje, dejando que la conversación de mis tíos se convirtiera en un ruido de fondo.

Ellos seguían hablando, llenando el silencio con comentarios sobre la ciudad, sobre lo que querían mostrarme, sobre cómo esperaban que me sintiera como en casa. Pero yo solo podía pensar en cómo había dejado todo atrás y en cómo me sentía más solo que nunca, incluso rodeado de gente.

-Espero que este año pase rápido - pensé, observando las luces de la ciudad. - Solo quiero volver a casa.

Cuando llegamos a la casa, no pude evitar sentirme sorprendido, aunque traté de no mostrarlo. La residencia era enorme, lujosa y moderna. Se alzaba con una imponente fachada, con un porche amplio que podía albergar hasta tres autos. La construcción de dos pisos tenía un aire elegante, con líneas limpias y ventanales grandes que permitían ver el interior iluminado.

El jardín delantero estaba cuidadosamente diseñado, con plantas bien podadas y caminos de piedra que llevaban a la entrada principal. Aunque era un lugar impresionante, me costaba sentirme asombrado. Mi mente estaba demasiado ocupada con pensamientos de nostalgia y la sensación de estar en un lugar que no era el mío.

Mientras mi tía y mi tío comenzaban a descargar las maletas del auto, Chaewon seguía con su celular, lanzándome miradas ocasionales que no ayudaban a aliviar mi malestar.

-Bienvenido a casa - dijo mi tía con entusiasmo, abriendo la puerta principal y mostrando el interior espacioso y moderno.

Entré en la casa y, aunque intenté mostrar interés, mis pensamientos seguían estando en Tokio, en la ciudad que había dejado atrás. La magnitud y la elegancia del lugar no lograban distraerme de la sensación de estar desplazado y fuera de lugar.

-Supongo que este será mi hogar por un tiempo - pensé mientras me adentraba en la casa, tratando de adaptarme a mi nuevo entorno.

Al entrar en la casa, me recibió un espacio igualmente imponente y espacioso. La gran sala de estar dominaba el primer piso, con muebles modernos y una decoración elegante que no podía dejar de admirar. A la derecha se encontraba una cocina de diseño contemporáneo, adyacente a un comedor igualmente amplio. Una puerta de vidrio se abría hacia el patio trasero, donde una gran alberca y una cancha de baloncesto pequeña parecían invitar a actividades al aire libre.

Más allá de la sala de estar, al fondo del pasillo, se alzaban las escaleras que llevaban a la planta superior. Mi tía, con una sonrisa cálida, me invitó a subir y conocer la planta alta, donde estaría mi habitación.

-Vamos, te mostraré tu habitación - dijo mientras comenzaba a subir las escaleras, con mi tío siguiéndola con una sonrisa complacida.

Chaewon, que había estado ocupado con su celular, intentó irse en dirección opuesta. Sin embargo, mi tío lo detuvo de inmediato, diciendo con un tono firme pero amigable:

-Chaewon, ven aquí. Es importante que estés aquí para ayudar con la bienvenida.

Chaewon, con un suspiro resignado, nos siguió. Aunque su expresión mostraba desinterés, su presencia añadía una capa extra de incomodidad a la situación.

Llegamos a la planta alta, donde las habitaciones se abrían a un pasillo luminoso. Finalmente, mi tía me llevó a la puerta de mi nuevo cuarto.

-Esta será tu habitación - dijo con entusiasmo, abriendo la puerta para revelar un espacio amplio y bien decorado. Aunque el lugar era cómodo y acogedor, no pude evitar sentir que, a pesar de su tamaño y lujo, no era el hogar al que pertenecía.

Mi tía me mostró la ubicación de las habitaciones en el pasillo.

-Nuestra habitación está al final del pasillo - dijo amablemente, señalando hacia el fondo.

-Y la habitación de Chaewon es la segunda a la derecha, justo enfrente de la tuya. No dudes en buscarnos si necesitas algo.

Chaewon, con su típica sonrisa burlona, se adelantó. - Espero que no se te ofrezca nada, primo - comentó con una pizca de sarcasmo en su tono.

Mi tío lanzó una mirada de advertencia a Chaewon y dijo con firmeza

-Chaewon, se amable. Lee está en una situación difícil. Déjalo acomodarse.

Con una ligera sonrisa de disculpa, mi tía y mi tío se dirigieron hacia su habitación, dejando a Chaewon a su lado, que se alejó con un gesto de resignación.

Me quedé solo en mi nueva habitación. Era amplia y bien iluminada. Mientras me acomodaba en el espacio, trataba de enfocar mi mente en organizar mis pertenencias y establecer alguna forma de rutina.

Miré a mi alrededor, tratando de absorber la nueva realidad que me rodeaba. A pesar del lujo y la comodidad, había algo en este lugar que me hacía sentir aún más alejado, y el sentimiento de estar en un sitio que no era realmente mío persistía.

Me tiré en la cama, exhausto, y en cuestión de minutos, caí en un sueño profundo. Cuando desperté, la habitación estaba en penumbra; había anochecido sin que me diera cuenta. Me pasé una mano por el cabello despeinado y decidí bajar para ver qué estaba ocurriendo.

Al descender las escaleras, el aroma de la comida llenó el aire, y vi a mis tíos y a Chaewon sentados alrededor de la mesa del comedor, disfrutando de la cena. Me detuve a medias escalera, sin querer interrumpir, y escuché la conversación que se desarrollaba.

Mi tía estaba hablando con una mezcla de preocupación y curiosidad. - ¿Qué opinan de Lee? - preguntó, su tono lleno de una amabilidad que no había alcanzado a sentir aún.

Mi tío respondió con una reflexión. -Es lo contrario a mi hermano. Mi hermano era siempre alegre y divertido. Lee, en cambio, parece reservado y distante. Aunque quizás es solo que aún no se ha acostumbrado a todo esto.

Chaewon, sin dejar de comer, agregó su opinión con una sonrisa irónica. - No me gusta mucho la idea de tener a un desconocido en la casa. Y ni siquiera sé por qué tiene que ir a la misma escuela que yo.

La conversación se detuvo momentáneamente cuando se dieron cuenta de que estaba escuchando. Mi tía se giró hacia las escaleras, su expresión cambiando a una mezcla de sorpresa y disculpa.

-Oh, Lee, no te vimos bajar. ¿Ya despertaste? ¿Te gustaría unirte a nosotros para cenar?

Me sentí atrapado entre la incomodidad de haber escuchado la conversación y el deseo de no parecer más distante de lo que ya era. - Sí, claro - respondí, tratando de mantener la calma mientras descendía las escaleras y me dirigía hacia la mesa.

Mi tío me ofreció un asiento y se dirigió a mí con una sonrisa amable. - ¡Qué bueno que despertaste! Espero y te guste la cena que preparo tu tía.

Me senté en la mesa, sintiendo la tensión del momento y el peso de los comentarios que había escuchado. La cena avanzó en medio de una conversación ligera.

En medio de la cena, mi tía volvió a hablarme con una expresión que mezclaba preocupación y cariño.

-Lee - comenzó - quiero que sepas que te presentaré a la escuela mañana. Es importante para empezar a acostumbrarte a tu nuevo entorno.

Hice una mueca involuntaria al escuchar la noticia. No me había preparado para enfrentar la escuela tan pronto.

Sin embargo, mi tía continuó con una nota de comprensión en su voz.

-Pero si prefieres, puedes quedarte en casa unos días más. No hay prisa. Cuando te sientas más preparado, podemos hacer la presentación en la escuela.

Me sorprendió la oferta. A pesar de la presión y la incomodidad de adaptarme a un nuevo entorno, la idea de tener unos días adicionales para asimilar la situación me parecía un respiro.

-Gracias - respondí, tratando de mostrar gratitud en medio de la confusión. - Creo que tomaré unos días para adaptarme.

Mi tía asintió, sonriendo con amabilidad. -Está bien, Lee. Queremos que te sientas lo más cómodo posible. Solo háznoslo saber cuando estés listo para ir a la escuela.

A medida que avanzaba la cena, mi tío notó mi expresión pensativa y se dirigió a mí con una sonrisa alentadora.

-Lee, no te preocupes demasiado por el primer día. Todos pasamos por esto en algún momento.

Su tono era reconfortante, y a pesar de mi inquietud, sus palabras me dieron un pequeño empujón.

-Además, te ayudará a empezar a adaptarte más rápido - agregó. - No tienes que hacerlo solo. Estamos aquí para apoyarte.

Me detuve a pensar en sus palabras y, a pesar de mis reservas, sentí que era el momento de enfrentar la situación en lugar de posponerla.

-Tienes razón - dije, intentando mostrar una actitud positiva. - Aceptaré ir a la escuela mañana. Creo que es mejor enfrentarlo de una vez.

Mi tía sonrió con alivio y mi tío asintió con aprobación. - Eso es excelente, Lee. Estoy seguro de que te irá bien - dijo mi tío, mientras se levantaba para servir un poco más de comida.

La conversación se volvió más ligera y, aunque todavía me sentía ansioso, el apoyo de mis tíos me dio una sensación de determinación. Al final de la cena, me sentí un poco más preparado para enfrentar el nuevo desafío, con la esperanza de que el primer día de escuela podría ser el primer paso para adaptarme a mi nueva vida en Corea.