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Chapter 81 - Bullets and Tears

Job permaneció en silencio, su mirada fija en el líquido oscuro de su vaso. Sentía el peso de las palmas de Ethan sobre su espalda, transmitiéndole su sentir. Apretó el vaso con fuerza, sus nudillos blanqueándose al tiempo que reprimía una mezcla de rabia y frustración.

Hood se levantó rápidamente tratando de detener a Ethan quien iba de salida.

 —Ethan, por favor, aun podemos hablar esto.

—Olvídalo, no puedo trabajar con alguien que ni siquiera es capaz de admitir que la cago —dijo Ethan, estrechando su mano antes de salir del bar sin mirar atrás.

Job lo sabía muy bien: las reglas debían seguirse al pie de la letra, sin importar las circunstancias. Sin esas reglas, el caos sería absoluto.

Todo por querer ayudar a Carrie. Después de todo, como decía Hood, todos eran un equipo. Si ella hubiera explicado las cosas al resto del grupo tal como lo hizo con él, habrían entendido sus razones. Pero al ocultarlo, Carrie había dejado claro que no confiaba en ellos.

Inconscientemente, sentía que pedir ayuda significaba tener que compartir el botín con los demás, aunque estaba reuniendo dinero para que su hijo recibía tratamiento medico, actuó como si todo estuviera bajo control e incluso insulto a los amigos y compañeros de Ethan, lo que provoco que este enfureciera.

Afuera del bar, Ethan subió a su auto y apenas arrancó el motor, Job abrió la puerta del pasajero y se deslizó adentro sin previo aviso.

—Llévame de vuelta a casa.- dijo Job para luego cerró los ojos.

Ethan no dijo nada y puso en marcha el vehículo.

Después de un rato, ninguno de los dos dijo un palabra. Hasta que Job rompió el silencio.

—Sabes que no trabajo asi, las cosas se salieron de control.

—¿Todavía no te entiendo? —Ethan giró el volante— Sabes de sobra que esto no tiene nada que ver contigo, porque aceptas la culpa por ella.

bJob exhaló un suspiro de alivio y abrió los ojos: 

—Entonces, ¿qué vas a hacer?

Ethan volvió la cabeza: 

—¿Con Carrie?

Job asintió.

—Por mi, ella se puede ir al carajo y hacer lo que quiera. —Ethan sacudió la cabeza—. Pero no volveré a hacer algún trabajo con ella. 

Job abrió un poco la boca para decir algo y luego de pensarlo un momento la volvió a cerrar. El tambien estaba molesto por la actitud de Carrie, solo por que hijo estaba enfermo no significaba que podía usar a su hijo como escudo.

Savoy Gentlemen's Club. / 10:15 AM.

En la oficina de Proctor, el aire estaba cargado de tensión mientras las intensas negociaciones continuaban. Alex, de pie junto a la mesa, sujetaba su maletín de cuero con tanta fuerza que sus dedos se pusieron blancos.

—Ya he hecho las suficientes consunciones por nuestro acuerdo, estoy ofreciendo el 10% de las acciones de las máquinas tragamonedas y una comisión por la gestión del Hotel, pero no puedo entregarte 5% de las acciones preferentes del Casino, a un Outsider.

Proctor miró a Burton, que parecía estar algo inquieto, como si estuviera al borde de golpear al hombre que tenía frente a él.

—Ese 5% de las acciones preferentes, era parte del trato que hice con tu padre. Tu lo sabes mejor que nadie ya que estabas con el en ese momento .

—Pero... —Alex se levantó alzando la voz.

—Sin peros. —Proctor interrumpió a Alex con un gesto de su mano.

Lo miró con un toque de amenaza en su tono: 

—Si crees que no valgo el precio de esas acciones, encontraré una manera de demostrarte lo contario Alex.

Burton se levantó y dio dos pasos hacia adelante.

Alex sintió la presión en su espalda y agarró el maletín con ambas manos: 

—¿No hay manera de que pueda esconder esa cantidad de dinero en el libro de cuentas? El consejo pronto se dará cuenta de que falta esa parte.

—No te preocupes por eso. Descubrirás que tengo mucho talento en esa área. —Proctor también se puso de pie, estiró los brazos y añadió— Te presentare a alguien para que se encargue de ello.

—Será mejor que lo hagas. —Alex miró a Burton y le dio unas palmaditas en la mano a Proctor, con impotencia.

Mientras salía, Proctor volvió a hablar:

—Sugiero que, a partir de ahora, nos reunamos una vez por semana para revisar las cuentas, si sabes a qué me refiero.

Alex se detuvo, con el rostro marcado por una expresión de conflicto, apretando los dientes con fuerza. En ese instante, ya se había arrepentido de no haber hecho caso a las advertencias de Nola. Desde que Proctor se convirtió en su socio, había sido como un lobo insaciable tragándolo sin darle ni un respiro.

Sabia que ese 5% no era mas que una excusa barata para mostrar aun mas sus colmillos y obtener mas beneficios.. 

Alex asintió rígidamente, luego abrió la puerta y salió.

Mientras caminaba por el vestuario del club, hizo una pausa, rápidamente miro a Rebecca que estaba sentada en el tocador de una stripper, ella se estaba probando un sujetador translúcido en su cuerpo.

Alex no notó en absoluto a las strippers sin camisa que lo rodeaban; su atención estaba completamente fija en Rebecca, quien llevaba una falda blanca. Observó cómo ella se movía con gracia, y la prenda realzaba cada uno de sus gestos. Al recordar que era la sobrina de Proctor, una intensa sensación de malicia comenzó a despertar en su interior.

—¿Te puedo ayudar en algo?

Rebecca notó que Alex por espejo de cuerpo entero frente a ella, rápidamente bajó el sostén y se volvió con insatisfacción.

—No, nos vemos después.

Alex reprimió el impulso y se giró para irse.

Rebecca fue muy consciente de la cobardía de Alex, y un atisbo de burla apareció en sus labios. Arrojó el sostén sobre el tocador, se levantó y caminó hacia la oficina de su tio.

Después de que Alex cerró la puerta de la oficina, Proctor se burló, era casi un fastidio tener que lidiar con un cobarde como Alex. camino hacia la cantinera mientras se aflojaba el ultimo botón de su camisa, sirviendo una copa de de brandy.

—¿Has recibido alguna respuesta de nuestros socios en Filadelfia?

—Sí, expresaron su descontento por la falta de producto, es seguro que buscaran a un nuevo proveedor si no restablecemos el suministro rápidamente. —respondió Burton, ajustándose las gafas—. Ya les transmití sus disculpas.

Proctor se frotó la sienes de cabeza con ambas manos, sintiendo un poco de migraña, quien hubiese volado su laboratorio le había provocado muchos problemas. 

—Apresurare a encontrar un nuevo lugar para construir un nuevo laboratorio, comunícate con nuestros socios y diles que reanudaremos el suministro lo antes posible y les compensaremos las perdidas cuando llegue el momento.

 —Entendido, señor.

 Burton quiso decir algo más, pero en ese momento Rebecca abrió la puerta y entró.Proctor tomó la iniciativa y preguntó:

 —¿Cómo va la investigación de la explosión?

Burton le entregó una copa de Brandy a Rebecca: 

—La bomba fue detonada a distancia. desde un teléfono móvil. Había restos de C-4 en los escombros, fue alguien con muchos recursos, tal ves un competidor que buscaba tomar a nuestros clientes.

—¿No hay forma de rastrearlo?

—No, el teléfono quedo arruinado y no se pudo rescatar nada.

El rostro de Proctor se ensombreció, golpeando la mesa con la punta de sus dedos durante un rato:

—Debemos hacer una búsqueda interna, llevo varios años operando con la fachada de fabrica de ladrillos y nunca había sucedido ningún incidente, alguien debió abrir la boca.

—Claro —asintió Burton— Hay una cosa más.

—Dime

—El matadero ha tenido cortes de energía varias veces en medio de la noche estos últimos días y gran parte de nuestra carne se ha echado a perder.

—¡Maldito sea ese bastardo! —Proctor apretó los dientes y agarró la copa de vino y la estrello contra la pared. — Solo era una maldita mujer corriente. No esperaba que ese bastardo de Hood eligiera este momento para estarme jodiendo.

Aunque no había pruebas, deducía por las frecuentes patrullas del Departamento de Policía de Banshee, debían saber lo que había en ese lugar y que la fabrica de ladrillos le pertenecía, pero nunca actuaron mas allá de patrullas regulares por la zona.

Rebecca tomó un sorbo de vino y preguntó en voz baja:

—Entonces, ¿qué debemos hacer ahora? ¿Seguir enviando gente para causar disturbios para mantenerlos ocupados?

—No es necesario, sólo quiere enfurecerme y que me equivoque.

—¿Qué pasa con nuestras pérdidas?

Proctor golpeó la mesa con voz profunda:

—Tendremos nuestra oportunidad de vengarnos, pero por ahora debemos mantener un perfil bajo, la carne son solo centavos en comparación con el casino, antes de todo tengo que finalizar mi trato con Alex Longshadow.

Proctor se levantó y se puso la chaqueta del traje: 

—Pero una advertencia adecuada es esencial. No podemos dejar que una estúpida mujer muerta arruine mis arreglos. —Miró a Rebecca.— Hablare con Hood, espera aquí.

Cuando la habitación estuvo vacía, Rebecca se acercó al escritorio y acarició la mesa. Se acercó a la gran silla de la oficina, dudó un momento y se sentó lentamente. Sentada en esa posición, un inexplicable deseo de poder surgió en su corazón, y sus labios sonrieron ligeramente, imaginándose asi misma como dueña de todo.

Justo cuando Proctor fue a buscar a Hood, Carrie también se despertó temprano en el Motel Valley. Ella y Gordon habían estado viviendo separados desde que salió de prisión, por lo que tomó la iniciativa de mudarse y llegó sola al motel, tambien su esposo le había prohibido ver a sus hijos, pero desde que se enteraron que su hijo menor estaba enfermo las cosas se había suavizado un poco entre ambos.

Después de darse una ducha, aprovechó un rato antes de ir a trabajar para conducir de regreso a a su casa, el lugar que alguna vez le llamo hogar, pero que ahora se había vuelto extraño para ella.

Carrie recuperó su estado de ánimo, abrió la puerta del auto y caminó rápidamente por la acera hacia la casa. Seguramente a esa hora, los dos niños debían estar desayunando en la cocina antes de ir a la escuela, y ella solo quería hablar con Gordon e irse lo antes posible.

Al escuchar las voces de Deva y Max hablando desde el interior de la casa, los dedos de Carrie no pudieron evitar temblar al insertar la llave en la cerradura de la puerta, aun no habían cambiado las cerraduras.

—No sé por qué, pero estoy incluso más nerviosa que cuando abrí esa maldita caja fuerte anoche..- penso mientras giraba la llave.- 

Abrió la puerta en silencio y llegó a la sala de estar. Sin ella en casa, el lugar estaba hecho un desastre, con ropa esparcida por todas partes, platos y libros regados por la sala. Suspiró, sacó una gran bolsa de papel de su bolso y la puso en la silla donde normalmente se sentaba Gordon.

Cuando caminaba hacia la puerta, no pudo controlarse y se detuvo en la esquina.Los ojos de Carrie se pusieron rojos al ver al joven Max desayunando solo y en silencio, y a su hermana Deva parada de puntillas junto al armario para alcanzar el cartón de leche colocado sobre él.

Se secó las lágrimas y salió rápidamente. Justo cuando tocó la manija de la puerta, una voz profunda sonó detrás de ella.

—¿Qué es esto Carrie?

Carrie se dio la vuelta lentamente. Gordon sostenía la bolsa de papel que ella acababa de dejar y también sujetaba algunos fajos de billetes en su mano. 

Carrie susurró casi inaudible:

—Son para pagar las facturas médicas de Max.

—¿De dónde sacaste tanto dinero? —Gordon dio unos pasos hacia adelante, la bolsa en sus brazos pesaba.

—No quieres saberlo —Carrie sacudió la cabeza— Solo tómalo para el tratamiento para las facturas medicas de Max.

Abrió la puerta y quiso irse.

—Espera un momento. — dijo Gordon con un semblante complicado, y la mano que sostenía la bolsa de papel se apretó. Después de un rato, aún preguntó:

—¿Has desayunado?

Carrie no podía creer lo que escuchó y se tapó la boca con sorpresa.

—¿Estás seguro que esta bien?

Gordon suspiró y asintió.

—Pase lo que pase, sigue siendo la madre de mis hijos. ¿Qué más puedo hacer? Solo puedo darle otra oportunidad por el bien de nuestros hijos.

Bar de Sugar

El Rolls-Royce de Proctor se detuvo frente al bar Davis. Con su habilidad, no fue difícil descubrir dónde estaba estacionado el auto del Sheriff. Después de salir del auto, se alisó el traje y caminó hacia la puerta del bar.

Hood estaba comiendo huevos con salchichas en al barra en el bar y charlando con Sugar. Por lo que pasó anoche, ninguno de los dos estaba de buen humor. En ese momento, la puerta de madera del bar se abrió, y miraron hacia afuera al mismo tiempo, la luz de la mañana ilumino el oscuro bar.

Sugar vio a Proctor aparecer en la puerta y se levantó nerviosa:

—Buenos días, Kai.

Proctor ignoró a Sugar y caminó hacia el centro de la barra.

Burton lo siguió de cerca, mirando a los dos hombres que estaban dentro, especialmente a Hood.

—Puedo entender los asuntos del club. Si uno de mis empleados se involucra en actividades ilegales, es normal que tú, como jefe de policía, tomes alguna medida e investigues a todos.

Proctor se acercó a la barra y miró a Hood.

—Pero no entiendo, porque meterse con mi matadero. ¿Qué pretendes?

Sugar soltó un suspiro de alivio, pensando que Proctor había descubierto que ellos había echo volar su laboratorio..

Rápidamente sacó un vaso, le sirvió whisky y lo colocó frente a Proctor.

—No sé de qué estás hablando, pero si estas aquí para presentar una denuncia..—Hood miró el reloj que colgaba de la pared—. Lo siento, todavía a un no estoy en servicio.

Hood usó un tenedor para jugar con el interior del plato, luego tomó un trozo de huevo y se lo llevó a la boca.

Proctor no tenía intención de tocar el vaso de whisky. Cruzó las manos sobre el pecho, miró a Hood y dijo:

—Tengo mas de 200 kilos de carne podrida en mis refrigeradores, ¿De qué te servirá arruinar mi carne por culpa Kate?

Hood se comió los huevos a grandes bocados, miró a Proctor con indiferencia y dijo vagamente:

—Sr. Proctor, no tengo idea de lo que esta hablando. Pero puede presentar su denuncia en la comisaria, con gusto asignare a mis mejores agentes a investigarlo.

—No finjas ser estúpido. Si quieres vengar a esa mujer llamada Kate, lo entiendo. Si la pérdida de un par de kilos de carne puede calmar la ira del jefe de policía, creo que vale la pena.

Proctor curvó los dedos, golpeó con fuerza la mesa con el puño cerrado.

—La relación entre nosotros ahora mismo es demasiado complicada. Pero me gusta mantenerla simple. Espero que puedas aceptar mi amabilidad.

Hood agarró el tenedor y se levantó.

Miró a Burton, que estaba parado en la distancia, movió las manos detrás de la espalda.

Luego miró a Proctor de nuevo, de arriba abajo.

—Te equivocas Kai, la relación entre nosotros siempre ha sido muy simple —dijo Hood con una sonrisa—. Yo soy un oficial de policía, tú eres un criminal, así de simple.

Tras sus palabras, Sugar contuvo la respiración y miró a Proctor con nerviosismo.

Después de un rato, Proctor no pudo evitar reírse. Mientras reía, los ojos de Sugar miraban hacia abajo sin control. Había una escopeta de dos cañones debajo de la barra.

El impulso de tomarla fue rápidamente reprimido y murmuró:.

La risa cesó de repente y Proctor pasó de sonreír a estar inexpresivo.

La mano que golpeó la encimera tembló con fuerza, y el vaso frente a él de repente voló hacia la pared.

—¡Estallido!—El vaso golpeó la pared y se rompió en varios pedazos, el whisky cayó al suelo, llenando el aire con su aroma a alcohol.

El corazón de Sugar latía violentamente, y tragó saliva.

Proctor no miró a Hood en absoluto. Las comisuras de su boca se levantaron; extendió la mano y tocó a Sugar:

—Me decepcionas Sugar, creía que serias mas listo.

Después de hablar, salió con Burton del bar. De vuelta en el auto, Proctor guardó silencio por un momento. Había venido aquí para probar la actitud de Hood, pero no esperaba que él estuviera decidido a ir en su contra.

Mirando el paisaje que destellaba fuera de la ventana, agitó el vino en su manga:

—Burton, cerraremos el matadero por hoy. Reúne a todos los transportistas que hemos estado usando para mover nuestro producto a Filadelfia esta noche.

Burton se ajustó las gafas y asintió.

De vuelta al bar, Sugar tomó la escoba en silencio, recogió los pedazos rotos del vaso y los arrojó a la basura.

—Ser tu amigo es de alto riesgo ultitamente.

Hood arrojó el tenedor sobre el plato y no estaba de humor para comerse los huevos restantes.

—Parece que sospecha de mi, y si descubre que fue Matt Sharp fue quien lo delato, no durara mucho antes de que se entere de nosotros sabíamos de su pequeño negocio de estasis.

Sugar golpeó la escoba contra el suelo.

—Eso significa que Proctor pronto sabrá que fuiste tú quien lo hizo. ¿Estás listo?

—No.

Hood ajustó su cinturón y salió del bar.

—Así que aún tengo que actuar primero.

Sugar empujó la escoba, miró la barra vacía y sacudió la cabeza con impotencia. 

Frente a la estación de Policía de Banshee, tan pronto como Ethan estacionó el auto de la policía, la camioneta azul de Hood se acercó a él. Los dos se miraron, apagaron el motor y bajaron del auto.

Por coincidencia, Carrie abrió la puerta del auto no muy lejos, con una sonrisa en los labios, como si se hubiera encontrado con algo feliz.

Hood saludó a Carrie, pero ella lo ignoró y caminó hacia el restaurante Miles sin mirarlo ni un segundo.

Hood retiró la mano, avergonzado, y le dijo a Ethan:

—En cuanto a lo que pasó anoche, ella se dio cuenta de que lo que hizo estuvo mal.

—Por favor, ya no somos niños. ¿enserio todavia quieres disculparte por ella? —Ethan negó con la cabeza y cerró la puerta del auto.

Cuando estaba a punto de caminar hacia el restaurante Miles, Hood lo detuvo.

—Proctor vino al bar de Sugar a buscarme hace un momento.

Ethan se detuvo y giró la llave que tenía en la mano. Hood continuó:

—Quiero encontrar a Miranda de nuevo, ver si tiene alguna pista que podamos usar para acabar con Proctor.

—¿La stripper?

—Exactamente.

—Iré contigo más tarde. Aún no he desayunado.

—De acuerdo.

Hood hizo un gesto con la mano y entró en la comisaría.

Tan pronto como entraron al restaurante Miles, vieron a Emmett y su esposa, Meg, sentados frente a frente en un reservado, con sonrisas felices en sus rostros. Ethan se acercó directamente y empujó a Emmett para hacerse espacio a su lado. Emmett entró sin remedio, y Meg se tapó la boca para reír.

—¿De qué están hablando? —Ethan sonrió y bromeó— Cada vez que los veo juntos, revivo mi esperanza en el amor verdadero.

Meg se puso la mano en el vientre y sonrió.

—¿En serio? ¿Quieres que te presente a una amiga?

—Cariño, no caigas en sus trucos —Emmett agitó la mano rápidamente— Este chico solo anhela el amor, no el matrimonio.

—¿Por qué dices eso? —Ethan se cubrió el pecho, fingiendo estar herido—. Amigo, sentí tu desprecio.

—Entonces, ¿qué quieres? —Emmett le siguió el juego.

—Solo un desayuno —Ethan lo abrazó y le lanzó un beso a la hermosa chica detrás de la mesa—. Dame un sándwich, gracias.

Daria, quien estaba detrás de la barra, le guiñó un ojo y siguió con su tarea.

—Querida, lo ves por este tipo mi salario esfuma —Emmett extendió las manos, impotente, mientras Ethan le robaba su desayuno.

Meg sonrió, aliviada al ver a Ethan y Emmett bromear. Emmett normalmente era demasiado serio, y ella a veces se preocupaba por que no se llevara bien con sus colegas. Verlos así le daba tranquilidad.

Después de terminar el desayuno, Meg se quedó disfrutando de un rato tranquilo en el restaurante, mientras Ethan se preparaba para hablar con la stripper llamada Miranda junto a Hood.

De repente, escuchó un grito suave del lado opuesto. Ethan se levantó rápidamente y vio a Siobhan con media taza de café derramado. Emmett y Burton estaban patrullando, y Hood estaba en su oficina. Alma, sentada lejos, tejía un suéter en el mostrador de recepción.

—Ethan tomó algunos pañuelos y se acercó para ayudar a Siobhan a limpiarse el café del uniforme, que le quedaba bastante ajustado. Después de unos momentos, Siobhan se mordió el labio y apartó la mano de Ethan.

—La tintorería de Martin tiene mi uniforme de repuesto. Ve a buscarlo y con suerte te dejare ver mientras me cambio. —le susurró antes de darle un beso rápido.

Siobhan se dirigió al camerino, donde, estaban las duchas de la estacion. La tintorería estaba cerca al final de la calle, y Ethan calculó que no sería tarde para salir y buscar a Miranda más adelante.

Con una sonrisa, Ethan saludó a Hood y salió corriendo.

No mucho después de que Ethan y Emmett se fueran, Meg también terminó su desayuno y se dirigió a la tintorería en la siguiente calle. Aunque no podía cargar cosas pesadas, podía recoger algo de ropa. Además, caminar un poco era bueno para el feto.

Al pasar por una floristería, compró un ramo de pequeñas flores amarillas y lo guardó en su bolso para hacer arreglos florales al regresar.

Pronto llegó a la tintorería y dobló cuidadosamente los uniformes de Emmett en una bolsa. Agradeció al empleado y salió. Había una camioneta verde oscuro estacionada cerca, pero no le prestó mucha atención.

Tras unos pasos, un hombre con una camisa azul ajustada apareció de repente desde detrás de la camioneta. Tenía el cabello dividido y una esvástica tatuada en el rabillo del ojo. Otro hombre calvo, con un chaleco negro, también apareció desde el cubo trasero, con las manos en los bolsillos.

Ambos llevaban tatuajes de esvásticas y relámpagos. Meg bajó la cabeza y aceleró el paso, tratando de no mirar.

—Señora, lo siento mucho.

El hombre de la camisa azul se acercó y le bloqueó el paso. Le tomó las manos con una cortesía falsa.

—Disculpe, ¿podría responderme una pregunta sencilla?

Meg se detuvo y miró al hombre de chaleco, nerviosa.

—Por supuesto. Dime.

La camisa azul se rascó el tatuaje en el rabillo del ojo con el dedo y se acercó con una sonrisa torcida.

—¿Cuándo te convertiste en una traidora de la raza blanca?

No había ni rastro de sonrisa en sus ojos. Meg comprendió de inmediato que estaba en peligro. Apretó su bolso y dio un par de pasos hacia atrás.

—Escucha, no quiero problemas. ¿Podrían dejarme en paz?

—Oh, mira que tenemos aquí —El de la camisa azul alzó la voz hacia la camioneta— ¡Sharp, ven a ver esto! ¡Esta traidora está embarazada!

De repente, le tocó el vientre y dijo con desprecio:

—No me digas que hay un mestizo ahí dentro.

—¡plaf!—Meg, furiosa, le dio una bofetada en el rostro.

La bofetada sorprendió de inmediato al hombre frente ella. No esperaba que una mujer embarazada se atreviera a atacarlo. El hombre calvo con chaleco negro que estaba a su lado se rió al verle siendo golpeado.

El hombre de camisa azul, enfurecida, la golpeó de vuelta con el revés de la mano de lleno en el rostro.. Meg no tuvo tiempo de defenderse antes de recibir el golpe en la cara.

Un hilo de sangre salió volando mientras ella caía al suelo.

Pronto su atacante se tocó la cara y miró el vientre de Meg, con una luz peligrosa brillando en sus ojos.

Dio dos pasos hacia adelante, sonrió a Meg, quien yacía en el suelo, y dijo:

—Este es un regalo para el bastardo que llevas en tu vientre, de nada.

—Por favor, no hagas esto —Meg se llevó las manos al estómago, horrorizada, suplicando clemencia.

—¡Jodete, perra!—contestó el hombre de manera indiferente, mientras levantaba su pie y lo dirigía con fuerza hacia el vientre de Meg.

—¡Bang!— En ese momento crítico, se escucharon disparos.

Una bala voló desde la distancia y se incrustó firmemente en su rótula del brazo del supremacista blanco. El impacto rompió instantáneamente perforo el hueso.

—¡Aah...! —gritó , tambaleándose mientas la sangre se derramaba por el pavimento.

—¡Bang, bang, bang!

Los disparos continuaron, varias balas volaron y golpearon sus rodillas una tras otra. Cada disparo formó una nube de sangre, y varios impactos le destrozaron directamente la mitad de las piernas.

El rostro de Meg estaba salpicado de sangre, y cerró los ojos con fuerza. En el instante en que sonaron los disparos, el hombre del chaleco negro miró hacia atrás, aterrorizado.

A lo lejos, un policía de la ciudad vestido con uniforme azul oscuro y sosteniendo una pistola caminaba lentamente hacia ellos, como un dios de la muerte. Ethan avanzaba mientras apretaba el gatillo, disparando sin tregua.

El repentino sonido de los disparos hizo que la multitud se dispersara en todas direcciones. La boca del arma se elevó gradualmente, y un disparo alcanzó el pecho del hombre de la camisa azul.

La gran capacidad de munición de la Glock 17 demostraba su ventaja en este momento. Con 17+1 balas, Ethan seguía disparando más de una docena de tiros.

Sus ojos llenos de frialdad, apuntó nuevamente y disparó directo a la cabeza de la camisa azul. El cuerpo de este dejó de temblar y cayó hacia atrás, con los ojos en blanco.

Ethan, emocionado por obtener el uniforme de Siobhan, inesperadamente, al girar la esquina, presenció una escena que le hizo perder cualquier racicinio, vio a Meg que yacía en el suelo, con sus pertenencias esparcidas, y a los dos tipos a los que encontró en la planta reciclaje de autos abandonados estaban cerca de ella. El que tenía una esvástica junto al ojo incluso estaba apunto de propinarle una patada en el vientre.

Sin dudarlo, Ethan sacó su arma y apretó el gatillo. Para quienes osan atacar a las familias de agentes, vaciar el cargador era la única respuesta. Mientras el hombre del chaleco negro dudaba entre correr o arrodillarse y rendirse, todo su cuerpo se estremeció y un pequeño agujero apareció en su frente.

Disparó algunas veces más hasta vaciar el cargador sobre él. Matt Sharp estaba en el auto cuando vio al policía acercarse. Al momento en que Ethan disparó, giró el volante, pisó el acelerador y salió a toda velocidad.

Mientras el hombre del chaleco caia al suelo muerto, la camioneta ya había avanzado más de diez metros. Al reconocer que Matt Sharp era quien iba al volante, Ethan guardó la Glock, alcanzó la funda, y en un instante su Beretta estaba en su mano.

Apuntó a la camioneta y apretó el gatillo.

—¡Bang, bang, bang...! —seis balas 9mm Parabellum especiales fueron disparadas en un segundo. Sus brazos fuertes le permitieron controlar firmemente la carga extra de pólvora en las balas

La puerta trasera de la camioneta y dos neumáticos traseros explotaron. A pesar de ello, la camioneta avanzó rápidamente de forma inestable. Ethan, mirando el vehículo a decenas de metros, apretó los dientes.

Ante la vista de todos, guardó su arma en la funda bajo su axila. Sacó nuevamente la Glock 17, reemplazó el cargador vacío con uno nuevo.

Después de completar esta serie de acciones, volvió al lado de Meg.

Ethan se arrodilló y apartó el cabello del rostro de Meg. Su cara estaba cubierta de sangre y ella tembló al contacto.

La sostuvo por los hombros y la tranquilizó suavemente:

—Tranquila, soy yo Ethan. Todo estará bien ahora, jamás te volverán hacer daño.

Meg abrió lentamente los ojos, aterrada, hasta que vio su rostro familiar y se calmó. Al confirmar que Meg estaba fuera de peligro, Ethan miró alrededor y presionó su radio:

—Emmett, Meg fue atacada en la tintorería Martin, deberías venir rápido. Alma llama una ambulancia para Meg porfavor.

La voz de Emmett sonó horrorizada:

—¿De qué estás hablando?

—Un par de sujetos de la planta de chatarra atacaron a Meg, tiene heridas leves pero nada de cuidado. Hay dos muertos y uno de ellos escapo, al parecer era Matt Sharp.

Ethan continuó:

—La camioneta verde oscuro con la rueda trasera reventada huyó hacia las afueras de la ciudad. No tengo auto, así que ven rápido.

Alma respondió rápidamente:

—La ambulancia esta en camino.

La radio enmudeció, pero en breve una sirena penetrante se aproximó a gran velocidad.

Hood llegó primero. Sin detenerse, obedeció la orden de Ethan y persiguió a Matt Sharp en la dirección de la fuga. Emmett y Brock llegaron poco después, tras pasar varios semáforos en rojo. Al ver a los dos agresores caídos en el suelo, el rostro de Emmett se llenó de ira.

Al ver a Meg cubierta de sangre, sus piernas flaquearon. Con los ojos enrojecidos, limpió la sangre del rostro de Meg, asustado.

Cuando se dio cuenta de que la sangre era de los hombres abatidos a su lado, suspiró de alivio. Abrazó a Meg con fuerza y miró a Ethan con gratitud.

Ethan lo dejó a cargo de Meg, se subió al auto de Brock y continuaron la persecución.

Mientras Matt Sharp pisaba el acelerador, escuchó un sonido metálico en el auto. Su primera reacción fue aferrarse al volante y agacharse. La camioneta giraba frenéticamente para evitar los autos que se aproximaban mientras aceleraba frenéticamente.

Sharp tocó su hombro, y su mano quedó manchada de sangre. El tablero y el volante estaban rotos. Afortunadamente, reaccionó rápido y se agachó, o habría tenido ver a dios muy pronto

—¡Carajo! —exclamó Sharp, sujetando el volante y gritando enfurecido.

En un principio, solo querían asustar a la mujer. ¿Quién iba a saber que Ben atacaría su vientre?

Debian tener muy mala suerte por que de casualidad, un policia los interceptó y ahora todo se había complicado. Condujo hacia la planta de chatarra. Solo podía regresar para conseguir dinero y salir huyendo de Banshee

Mientras pensaba en su próximo movimiento, otro auto apareció de pronto por un lado. Un fuerte impacto sacudió la camioneta, volcándola en un lado de la carretera, y destrozando todos sus vidrios.