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Chapter 79 - Rampage

Estos golpes avivaron la emoción de todos, y Sugar también sintió renacer el ímpetu de su juventud. En todo hombre existe un impulso primitivo de destrucción latente; especialmente, conducir un camión grande causando estragos resulta sumamente estimulante.

-¡Yihaaaaaaaaaaa¡—dijo Sugar emocionado.

Carrie giró el volante con entusiasmo, haciendo que los neumáticos chirriaran al acelerar en la dirección que Hood le señaló. El ruido de las llantas seguramente atraerá la atención de quienes permanecen en la fábrica, así que debían aprovechar al máximo esa breve distracción.

El camión dobló una esquina, y frente a él surgió un pequeño edificio donde operaba instalaciones de seguridad. Sin intención de sortear el sistema interno de vigilancia, el camión avanzó a toda velocidad, sin reducir la marcha.

—Prepárense para el impacto.

Gritó Carrie, sosteniendo el volante con ambas manos y conduciendo con fuerza con los pies.

¡Estallido!"

El camión embistió la pared como un toro desbocado. Dentro, algunos trabajadores en el área de acabados escucharon el rugido del motor acercándose. Un instante después, la pared explotó en mil pedazos, y una lluvia de fragmentos de ladrillo rojo voló por el aire.

Uno de los ladrillos impactó a un hombre en el cuello, torciéndolo en un ángulo grotesco.

Cuando el vehículo se detuvo, Hood abrió la puerta de una patada y saltó rápidamente al suelo. Ethan, con su AR-15 en mano, lo siguió de cerca. Al final del pasillo, una gran área de la fábrica estaba cubierta con una película plástica blanca, creando un espacio estéril, como una sala de operaciones.

En una de las pared colgaba una fila de trajes protectores personales.. En la esquina al lado, se amontonaban docenas de barriles de plástico azul. Estas deberían ser la materia prima que Proctor usa para fabricar pastillas de MDMA (extasis).

Varias personas dentro se despertaron de aturdimiento e inmediatamente salieron corriendo hacia la puerta de acceso, pero Ethan no les dio tiempo alguno y les disparo implacablemente dejando detrás de si una niebla de sangre.

Hood también apretó el gatillo, derribando a una persona con dos disparos al pecho.

—Cúbranse, la ayuda viene en camino.

Un hombre con traje de materiales peligrosos gritó mientras volcaba una mesa de madera. Se escondió detrás de un escritorio, sacó una pistola, y comenzaron a disparar.

Sugar saltó del camion, recibiendo algunos golpes en los pies. Balas impactaron cerca de él, y algunas nubes de polvo se levantaron en el piso de cemento.

Estaba tan asustado que levantó las piernas violentamente y se alejó del auto.

—¡Pendejo, esconderte detrás de la mesa! ¿Crees que es una película? —Ethan movió su arma y disparó directamente a la mesa de madera.

"Bah, bang, bang".

Aparecieron pequeños agujeros en la madera.

"¡Ah~!"

Se escuchó un grito. El hombre escondido detrás de la mesa de madera tuvo suerte; Ethan disparó cinco o seis veces a la mesa antes de recibir un disparo.. Después de que se determinó la ubicación, el AR15 en sus manos disparó varias balas una tras otra.

Las balas impactaron donde habían estado los gritos, y se escuchó el sonido cuando se desplomo en el suelo.

Hood le hizo un gesto a Ethan y los dos rápidamente se movieron para despejar el lugar. En ese momento, también se escucharon disparos desde atrás del camion,.

Sugar abrió fuego y volvió corriendo:

—¡Job cúbreme, aquí vienen mas!

Tan pronto como Job y Carrie bajaron del camion ella debia moverse rapido para esperarlos fuera con el auto de huida, mientras que Job al cubrirla de los disparos no pudo evitar maldecir:

—¡Carajo!

—A tu izquierda.- grito Hood.- 

Una silueta apareció tras la película plástica blanca y echó a correr. Sin dudarlo, Ethan vació el cargador, y las balas atravesaron la figura, tiñendo al instante la película de un rojo oscuro.

—¡Roger! —gritó, levantando el pulgar hacia Hood antes de descargar el cargador vacío y lanzarse de vuelta.

Desde la abertura creada por el camión, se oían disparos dispersos afuera. Sugar, en cuclillas en la parte trasera del vehículo, se asomaba de vez en cuando para devolver fuego.

—¡Bang, bang, bang!

Ethan se dirigió hacia la brecha, lanzando ráfagas de supresión contra los que estaban afuera.

—Job cuanto tiempo necesitas.-exclamo.- 

—¡Solo manténganlos ocupados!

Job miró el explosivo C4 en su mano, con la cuenta regresiva marcando los segundos en rojo brillante.

Del otro lado, Ethan y Sugar seguían presionado a tres guardias que les disparaban detrás de una pila de ladrillos que había,

Ethan eliminó con precisión a dos de los hombres de Proctor cuando intentaron escapar, dejando solo a uno escondido detrás de una pila de ladrillos rojos. Al notar que los disparos del enemigo se habían terminado, Sugar apretó los dientes y se lanzó hacia adelante, flanqueando a Ethan a su derecha. No fue difícil acabar con el ultimo sobreviviente de los guardias, murió sin pena ni gloria bajo las balas de Sugar.

Ethan descanso su arma a su costado.:

—Ve primero.-

La voz apagada de Job sonó por la radio:

—Y esta listo. Hay que salir de aquí.

—¿Cuánto tiempo tenemos?.- pregunto Sugar.- 

—¿Crees que esto es una caricatura? ¿Con una mecha larga y dejar que arda lentamente?

Ehtan corrió hacia donde estaban todos ,a su paso vio varios explosivos C4 instalados por Job por todo el lugar y un pitido apareció en su mente.

En esta alucinación auditiva, Ethan aceleró el paso.

Para cuando salió por la puerta de emergencia del edificio, Hood, Job y Sugar ya habían establecido una formación defensiva afuera.

—¡Vamonos!

Con la insistencia de Ethan, un grupo de personas salió corriendo con rapidez. Pronto se escucharon pasos acercándose, y tan pronto como el guardia de seguridad asomó la cabeza, Ethan lo derribó de un certero golpe.

Al mismo tiempo, Hood, Job y los demás mantenían una intensa lluvia de disparos. Como era de esperar, el enemigo aguardaba tras la reja de seguridad, preparados para responder. Sin embargo, el equipo de Ethan actuó con rapidez y habilidad, abriendo la puerta y lanzándose hacia afuera en un instante.

La táctica los tomó por sorpresa. Los pocos guardias que se atrevieron a avanzar fueron abatidos por la feroz potencia de fuego que desataban Ethan y su grupo. La fábrica de ladrillos pronto se sumió en un tenso silencio, interrumpido únicamente por el eco de los pasos apresurados de los cuatro encapuchados.

Con la adrenalina a mil, Ethan se adelantó sin titubear hacia la puerta, su mirada fija en el objetivo. Bajo las órdenes de Job, todos se lanzaron a una zanja al costado de la carretera. Job sacó su teléfono móvil, esbozando una sonrisa mientras murmuraba instrucciones.

—Lo siento, pero su tiempo se ha acabado. ¡Adiós! —dijo, y apretó el botón virtual en la pantalla— Joder, joder...

—¿Qué pasa? —preguntó Ethan, incorporándose mientras observaba el fuego a lo lejos.

Job miró su teléfono, confundido— No lo se, debe ser la señal.

—Parece que se apago la mecha ¿no crees? —comentó Sugar entre jadeos.

—Piérdete —respondió Job mientras intentaba salir de la zanja, pero Ethan lo detuvo.

—¿Estás loco? ya déjalo, ¡hay que salir de aquí!

Pronto un fuerte estruendo se escuchó de repente, y llamas se alzaron al cielo. La explosión hizo que el cuero cabelludo de Ethan se estremeciera mientras tiraba de Job al suelo. Sonaron crujidos por todos lados, y ladrillos rotos comenzaron a caer de cielo.

A pesar de que estaban a unos 40 o 50 metros de la fábrica, aún sentían los efectos de la explosión. Afortunadamente, se habían escondido en la zanja al borde de la carretera. Cuando el ruido cesó, Hood se levantó y gritó:

—¿Alguien está herido?

Sugar se sacó los tapones de las orejas y miró hacia el frente.

—¡Shet! ¡Pensé que nuestro plan era volar el laboratorio de Proctor, no abrir un agujero en la tierra!

La fábrica estaba envuelta en llamas, y el humo se alzaba en el aire. Job contempló su obra con satisfacción y sonrió.

—Tengo que admitir que hacer esto fue muy divertido.

Sugar se frotaba los oídos—. ¿Qué dijiste? No te oigo bien.

—Vámonos —dijo Ethan, quitándose el polvo de la ropa.

Tras asegurarse de que nadie estuviera herido, se alejaron rápidamente mientras el fuego consumía la fábrica, ya que Carrie los esperaba a unos metros adelante con el auto para salir del lugar.

Después de recoger su Dodge Challenger en el bar de Davis, Ethan recibió una llamada de Alma tan pronto como llegó a casa.

—¿Ethan, ya estás en la cama?

—Me estoy duchando, ¿qué pasa?

—Recibí un informe de explosión e incendio en la fábrica de ladrillos en Havershaw. Ya avisé al sheriff.

—De acuerdo, estoy en camino.

Ethan no había mentido a Alma; después de su ducha se puso su uniforme y, en su Crown Victoria, se dirigió a la fábrica. Al llegar, el incendio aún ardía. Dos coches de policía estaban estacionados en la entrada con luces rojas y azules. Al verlo, Siobhan y Emmett se acercaron, aliviados.

—Emmett y yo entramos y dimos un vistazo. Es como un campo de guerra armas, cadáveres, casquillos de bala y llamas, parece que alguien hizo un fiesta. —dijo Siobhan.

Ethan, fingiendo ignorancia, preguntó:

—¿Parece que jodieron a Proctor?

—Tal ves —respondió Emmett, guardando su pistola—Todos los que estaban adentro están muertos, no hubo testigos y no creo que Proctor vaya ser cooperativo con nosotros.

. Alma ya avisó a los bomberos y a la ambulancia. Esperaremos a que ellos se encarguen.- 

Si fueran casas de civiles, alguien probablemente intentaría ayudar a apagar el incendio, pero en este lugar... no era su problema. Ethan sacó un cigarrillo y se quedo contemplado como las llamas consumían todo a su paso.

Finalmente, los bomberos lograron sofocar las llamas, mientras los forenses retiraban los cuerpos hallados en el lugar. Tras una exhaustiva investigación, Hood llegó a la conclusión de que se trataba de una vendetta entre narcotraficantes. 

Con la falta de testigos y sin pistas claras, decidieron cerrar el caso. Aunque intentaron rastrear al dueño de la fábrica, se encontraron con un callejón sin salida: la propiedad estaba registrada a nombre de una empresa fantasma en las Islas Caimán.

Ethan empacó sus cosas y se retiró. Tras avanzar unos cientos de metros en su auto, vio un Mercedes-Benz estacionado cerca del río. Frente al auto, una mujer de cabello rubio observaba el lugar de la explosión. Ethan giró el volante y se acercó en su patrulla.

Ethan se acercó y dijo:

—Cuánto tiempo sin verte, Rebecca.

Desde el rescate de su hermano Salomón, no se habían visto ni tenido contacto. Rebecca jugueteó con su cabello, preguntando:

—¿Puedes decirme qué pasó?

—Al parecer alguien entro, asesino a todo el mundo y voló el lugar con explosivos... ¿Por qué preguntas? —respondió Ethan, encogiéndose de hombros.

—Sabes que no puedo contártelo —respondió ella, algo evasiva.

—¿Que, acaso le pertenecía a Proctor y por eso te envio aquí a interrogarme?

Rebecca permaneció en silencio, miró hacia abajo y apretó las manos. Ya no era la curiosa chica Amish que había salido al mundo exterior.

—Lo siento, pero sabes que no puedo decirte nada.. — Luego cambio el tema rápidamente para volverle a mirar ala cara.— No me has contactado en mucho tiempo.

—Será mejor que regreses a casa Rebecca—dijo Ethan— 

Rebecca asintió en silencio y comenzó a caminar hacia el auto. Justo antes de irse, se detuvo y, mirando a Ethan, le dijo:

—Siempre seremos buenos amigos, ¡Verdad!

Ethan encendió un cigarrillo, sonriendo.

—Cielos eres una niña mimada.— exclamo Ethan rascándose la cabeza.— Si, siempre.

Una sonrisa iluminó el rostro de Rebecca. Asintió y subió al auto, dejándolo con una despedida tácita. Al ver el Mercedes-Benz alejarse, Ethan suspiró. Sabía que el camino que Rebecca había decidido seguir la alejaba cada vez más del suyo.

Después de la explosión en la Fábrica de Proctor de hace un par de dias, Banshee parecía tranquila en la superficie, pero una corriente subterránea surgía detrás de escena.

En los últimos días, la agenda de todos estaba llena.

Cinco coches de policía patrullaban sin parar el pueblo, con el simple propósito de contener la ira de Proctor, mientras que Sugar seguía en el Bar como de costumbre y Job tuvo que quedarse en casa durante dos días. Pero, como gran hacker, no se aburría teniendo una computadora.

Esa tarde, sonó su teléfono celular. Job lo cogió y revisó los mensajes. Tras dudar un rato, se puso un traje discreto y se fue. Al llegar al restaurante Miles, Job encontró un rincón discreto y se sentó. En ese momento, no había clientes en el restaurante. Sacó una revista de su bolso y comenzó a leer tranquilamente.

A los dos minutos, unos pasos se acercaron y colocaron una taza de café frente a él.

—Como camarera, eres terrible —dijo Job tras dejar la revista y tomar un sorbo de café.

Carrie arrojó su bolso sobre la silla, se sentó frente a él y se recostó cómodamente en el respaldo.

—Parece que estás viviendo una buena vida fuera de prisión. Supongo que Proctor no tenia vacantes.—Job observó su mirada despreocupada; estaba mucho más enérgica que cuando era ama de casa.

Al estar con viejos amigos, Carrie finalmente podía bajar la guardia. Se frotó la nariz y respondió enojada:

—Si, porque un jodido chino me gano la vacante.

Job sacudió la cabeza y dejó la taza de café.

Carrie sonrió alegremente.

—Te extraño.

—Sé lo que estás pensando, así que no hay necesidad de decir tonterías —Job frunció los labios y miró hacia un lado. No había nadie en el restaurante, y otro camarero limpiaba a lo lejos.

Empujo su bolso hacia Carrie, dentro había cientos de dólares embalados en por un plástico transparente.

—Esta es su parte del dividendo del último robo del vagón de depósito del Casino Kinaho $194,000 dólares, menos comisiones claro esta. —dijo Job para luego cerrar la bolsa. 

—La cosecha es buena, aunque no tan buena como la de los diamantes.

Carrie tomó el dinero, le dio unas palmaditas y luego lo guardó en su propio bolso.

—¿Estás seguro de que el diamante eran falsos?

—Sí, estoy muy seguro.—Job puso los ojos en blanco y levantó los dedos—. Hasta ahora, tú eres la única que nos ha mentido.

—Lo siento, no era mi intención decir eso. Solo necesito mas dinero, y esto no es suficiente —Carrie apretó los dientes.

Job tomó la taza de café y murmuró:

—Tonterías, todos necesitamos dinero. Por supuesto, excepto el bastardo de Ethan.

Trabajaron tan duro durante varios duro para conseguir un diamante por valor de diez millones, y resultó ser un montón de cristal. Ethan lo siguió a Nueva York durante dos días de compras y trajo diamantes por valor de veinte millones. Job aún se siente triste al recordarlo.

Dejó la taza de café y notó que Carrie aún lo miraba con expresión lastimera.

—Basta hacer esa expresión lastimera, solo Hood caería con ese truco.

Job suspiró y continuó:

—¿Qué piensas hacer? Aquí tienes casi ciento cincuenta mil, ¿no es suficiente?

Carrie no respondió; miró a su colega a lo lejos y susurró:

—Encontré un nuevo objetivo. El trabajo no es difícil y la ganancia debería ser buena.

Al ver que no quería decir más, Job no insistió:

—Está bien, les notificaré que se reúnan en el Davis Bar cuando regrese más tarde y lo veremos juntos.

—Espera un minuto.

Carrie extendió la mano y sujetó a Job.

—Ya lo tengo planeado todo. Solo necesito que me ayudes a desactivar el sistema de seguridad.

Job se recostó y le dijo en tono burlón:

—¿Qué quieres decir?

Carrie apretó los dientes y habló en voz baja:

—Esta vez debemos ser solo seremos nosotros dos.

—Carrie escucha muy bien lo que te voy a decir, por que no voy a repetirlo de nuevo. No voy a actuar a espaldas de los demás, por ningún motivo. —Job señaló a Carrie— A veces me pregunto si entiendes lo que significa trabajo en equipo.

Tras estas palabras, se colgó su bolso al hombro y se puso de pie, molesto.

—Necesito el dinero, Job —Carrie levantó la mirada.

—Todo el mundo lo necesita. Si quieres ganar ese dinero, simplemente reúne a los demás ¿En qué estás pensando?

Job puso las manos sobre la mesa y miró a Carrie.

—Si tienes tanta prisa por conseguir dinero, hazlo tú misma. Yo no soy de los que trabajan solos.

—No es para mí —respondió Carrie, con los ojos rojos y la voz emocionada—. Es para mi hijo Max.

Job apretó los dientes, molesto, y se sentó de nuevo con resignación.

—Te escucho.

—El asma de Max ha empeorado. Si no se trata pronto, su vida correrá peligro. El médico sugirió un nuevo tratamiento, pero eso costará mucho dinero.

—¿Y el seguro? —preguntó Job, sabiendo que Carrie estaba casada con alguien bien posicionado.

—Gordon y yo hablamos con ellos, pero dijeron que el asma de Max es crónica y sin mejoras. Rechazaron pagar el nuevo tratamiento.

Carrie volvió a sujetarle la mano.

—Por favor, esto es para mi hijo. Tengo que salvarlo. Lo que tengo no es suficientes.

Job guardó silencio un rato, luego retiró su mano y preguntó con resignación:

—¿Cuál es el objetivo?

—La compañía de seguros —respondió Carrie.

Job se atragantó con el café y golpeó la mesa.

—Cuando quieres hacerlo.

—Cuanto antes mejor. Max necesita la cirugía con urgencia —dijo Carrie, sacando la información de su bolso y entregándosela a Job—. He recopilado casi toda la información. Solo falta descifrar el sistema de seguridad.

Job hojeó los papeles un momento y asintió.

—Esta noche. Este sistema de seguridad es fácil de burlar, pero necesitare uno dias para prepararme.

Carrie asintió agradecida.

—Gracias, te debo una.

—Que no se repita. —Job guardó los papeles y, tras limpiarse con una servilleta la boca, salió del restaurante.

Al salir, miró hacia la estación de policía al frente, con el temor de encontrarse con Ethan y Hood. Esa noche, Job tomó una pequeña mochila y salió de casa.

Un coche lo esperaba afuera, con Carrie dentro. Job se puso los guantes y subió al vehículo.

Diez minutos después, el coche llegó cerca de la compañía de seguros.

Job sacó un plano de su mochila.

—La oficina financiera está en el tercer piso, al final del pasillo izquierdo.

Carrie tomó el dibujo y lo estudió rápidamente.

Job conectó su teléfono a la computadora de su casa, mostrando las imágenes de seguridad de la compañía en la pantalla. Cambió de cámara, asegurándose de que no hubiera personal de seguridad adentro, y cargó el video grabado de antemano.

Una ráfaga de interferencia apareció en la pantalla de la oficina de vigilancia, y el video grabado comenzó a repetirse.